Durante las fiestas de fin de año tus emociones afloran con más intensidad, porque la influencia del ambiente de euforia y excitación estimula tu sensibilidad, lo que provoca la aparición de recuerdos, nostalgia, ansiedad y angustia.
Hola Mujer. Hablemos un poco de lo que estás sintiendo en estos días.
Durante las fiestas de fin de año tus emociones afloran con más intensidad, porque la influencia del ambiente de euforia y excitación estimula tu sensibilidad, lo que provoca la aparición de recuerdos, nostalgia, ansiedad y angustia.
Existen múltiples factores que pueden perturbarte, como las pérdidas de seres queridos, una separación de pareja, la ausencia de trabajo o conflictos familiares.
Es una época en la que se hacen balances, lo cual te confronta con lo no resuelto, y también con el recuerdo de quienes, por diversas razones, ya no están en tu vida.
Esto hace que todo tenga un sabor agridulce; ya que detrás del pretendido festejo subyace un sutil dejo de melancolía.
En medio de toda esta movilización emocional, las altas expectativas que promueven las fiestas ponen su broche de oro; ya que, debido a que están asociadas a la unión y el encuentro con los otros, la soledad, los conflictos familiares y otros sentimientos negativos provocan un malestar mayor que en otros momentos del año.
El estado emocional y la gran sensibilidad influyen en tus pensamientos, a través de una atención selectiva, con el foco puesto en los recuerdos y vivencias negativas.
Por lo tanto, un balance saludable consiste en rescatar y valorar lo bueno que tienes, planteando como nuevos objetivos lo que no pudiste concretar este año.
Atención querida amiga, ya que la depresión por las fiestas se agrava a medida que se acercan las mismas y continúa después de que pasaron. Este padecimiento es más común en mujeres adultas que en varones, con síntomas como pérdida de interés, sensación de que la vida no tiene sentido, o alteraciones en el sueño.
Es importante que tengas en cuenta que no son las situaciones del exterior las que te perturban y te deprimen, sino el cómo tú interpretas los diferentes hechos que te ocurrieron.
Cuando las emociones negativas impactan sobre tu mente y tu cuerpo es necesario regularlas, ejerciendo control sobre ellas; para sostener tu conducta diaria hacia aquellas metas que te propones, sin que tu ansiedad consuma los recursos necesarios para lidiar con los conflictos y para que puedas hacer lo que debes o quieres.
Esto implica una serie de procesos mediante los cuales tú influyes sobre qué emociones tendrás y cómo las vivirás y expresarás.
Es posible seleccionar las emociones que sentirás y trabajar sobre ellas, a partir de imaginar las situaciones asociadas a las mismas.
Por ejemplo, es posible neutralizar los contactos con personas con las que tengas conflictos y evitar realizar comentarios o acciones que podrían activarlos.
Otra de las posibilidades es hacer un “despliegue atencional”, depositando tu atención en cualquier otra cosa que te pueda otorgar vivencias placenteras, como mirar a tus seres queridos, disfrutar o evocar experiencias más positivas con el mismo grupo de personas.
También recuerda que la manera en la que expresas tus emociones mediante el lenguaje no verbal traduce a los demás cómo te sientes.
Finalmente, ten en cuenta que lo principal es estar a gusto y pasarla bien, del modo que decidas y con quiénes elijas estar.
Para ello, conéctate con tu genuino deseo y trata de llegar a un equilibrio, alineando tus sentimientos y pensamientos.
¡Muy felices fiestas para ti Mujer!
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