domingo, 20 de noviembre de 2016

Dejar que los niños se aburran les da alas a su imaginación

Ante la avalancha de cursos, talleres y actividades que cada año aparecen durante las vacaciones escolares para los niños, una corriente de sicólogos tiene algo que decir: deja que se aburran.

Normalmente se piensa que el tiempo vacío es perdido porque la idea de hacer algo ‘útil’ se asocia con lo que les puede traer algún beneficio en el futuro laboral, como aprender idiomas, hacer deporte o pasar clases extra, lo cual no está mal, salvo cuando se pretende programarles actividades durante todo el día hasta llegar agotados a la hora de dormir.

La revista británica de educación de Cambridge (Cambridge Journal of Education), publicó en 2007 un artículo en el que defendía el aburrimiento como elemento clave para el desarrollo del aprendizaje y la creatividad. Una idea con la que coincide la sicóloga especialista en educación infantil, Laura Moscoso, quien señala que “no es malo que un niño se aburra, porque le da la posibilidad de pensar y crear nuevas cosas, imaginarse otros juegos”.

Cuando hay tiempo vacío, se abre la puerta a cosas propias como sus invenciones y fantasías. “El aburrimiento, pasado cierto umbral, permite que surja lo nuevo y, de alguna manera, un qué hacer más personal de cada niño”, señala la sicóloga Claudia Gonzáles citada por el diario La Vanguardia.

Fomentar el vacío
La clave está en el equilibrio: ni hiperestimulados ni los reyes de la ociosidad. Que tengan actividades fuera del colegio y juguetes a la mano está bien, pero fomentar un espacio para el aburrimiento es saludable.

Al principio los papás se tendrán que acostumbrar a escuchar las quejas de que no saben qué hacer, que por qué no les prestas el teléfono y que están aburridos. En soportar la repetición de esas frases, sin pasarles un juguete ni prestarles el celular para paliar su tedio, está el éxito.
Al cabo de unos días, su mente descubrirá formas de pasar el tiempo, gustos nuevos y serán capaces de enfrentarse, sin hacer un drama, a la nada

jueves, 17 de noviembre de 2016

Exceso de alcohol en la adolescencia afecta futuras generaciones



Consumir bebidas alcohólicas en exceso durante la adolescencia puede afectar las funciones cerebrales de las futuras generaciones y provocarles depresión, ansiedad y desórdenes metabólicos, entre otras consecuencias, según un nuevo estudio.

La investigación, presentada en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias de Estados Unidos, sostiene que el consumo excesivo de alcohol en los adolescentes puede alterar el comportamiento de ciertos genes en su eventual descendencia.

Para llevar a cabo esta investigación, los expertos de la Universidad de Loyola, de Chicago, estudiaron el comportamiento de un grupo de ratas, pues aunque el modelo animal no se traduce directamente al humano, hay similitudes importantes entre ambos.

Los científicos expusieron a un grupo de ratas adolescentes a una cantidad de alcohol comparable a seis episodios de consumo excesivo y, una vez sobrias, éstas se aparearon.

Las hembras también permanecieron sobrias mientras estaban preñadas, para que no se pudiera atribuir el resultado al síndrome del alcoholismo fetal, como se conoce al daño que un niño puede tener si su madre bebió alcohol durante el embarazo.

Finalmente, los científicos compararon los resultados encontrados en las crías de esas ratas con los hallados en la descendencia de otras que no habían estado expuestas al alcohol.

Los investigadores analizaron el hipotálamo de las crías, una región del cerebro que se ocupa de diversas funciones, como la reproducción, la ingesta de alimentos y las respuestas emocionales.

Allí descubrieron diversos cambios moleculares en el ADN que pueden invertir el comportamiento de los interruptores genéticos, los encargados de activar o desactivar los genes en un organismo.

martes, 15 de noviembre de 2016

Montero Le cortan el internet y escapa de su casa

Mantuvo desesperada a su familia durante cuatro días a extremos que se promovió una marcha exigiendo a la Policía se dé con su paradero. La Felcc de Montero logró ubicar ayer en un hogar para adolescentes a una joven de 16 años de iniciales M.K.M.A que el pasado 10 de noviembre escapó de su domicilio en Villa Busch porque le restringieron el internet. La menor se vino a Santa Cruz donde durmió en un alojamiento, luego en La Mansión para después entregarse a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia que le otorgó todas las protecciones.

Volvió con su madre. Roxana Ortiz, funcionaria de la Defensoría, dijo que la muchacha atraviesa problemas de conducta y ayer fue entregada a su madre quien agradeció el gesto de darle cobijo. "Agradezco a la Policía porque nunca dejaron de buscarla", dijo./E.D.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Señales de que su hijo podría estar en una pandilla

En varios casos de robos, atracos y otros delitos mayores, los padres de los adolescentes y jóvenes arrestados por la Policía, ni siquiera sabían que sus hijos estaban en una pandilla. La FELCC y de la Defensoría de la Niñez recomiendan estar atentos a las siguiente señales:

Utilización de determinados colores o emblemas en chaquetas, gorras, etc.

Señales especiales con las manos.

Tatuajes con letras o símbolos exclusivos en el cuerpo.

La aparición de símbolos de la pandilla en paredes, por ejemplo grafitis, o en libros o ropas.

Indumentaria (gorras, bandanas, etc.) que sugieren participación en un grupo o pandilla.

Posesión inexplicable de importantes sumas de dinero.

Cambios de actitud: reacciones violentas; comportamiento perturbador; negativa a responder u obedecer a las autoridades (maestros, policías, padres).

Comportamiento reservado de su hijo respecto a sus actividades.

Si cambió de amigos y los nuevos no van a su casa.

Ausencias de la escuela sin permiso o un desempeño escolar deficiente.

Llamadas telefónicas de personas que no se dan a conocer, que dan apodos raros o usan un apodo para identificar a su hijo.

Contacto rebelde o negativo con autoridades escolares y policías.

Relaciones con miembros de pandillas conocidos o de los que tenga sospechas que pertenezcan a pandillas.

Interés en las armas o en la posesión de las mismas (pistolas, cuchillos, bates)

QUÉ HACER SI DETECTA LAS SEÑALES

Ejerza su rol de madre o padre tratando a su hijo o hija con amor, firmeza y límites. Las pandillas les dan a los menores sensación de apoyo, atención, sentido pertenencia e identidad, que es todo lo que debería encontrar en su familia.

Hable con su hijo y escúchelo. Disponga de tiempo, tanto en calidad como en cantidad, para todos sus hijos.

Asigne un alto valor a la educación y ayude a su hijo para que tenga el mejor desempeño escolar posible. Haga todo lo necesario para evitar que abandone los estudios.

Ayude a su hijo a identificar modelos y héroes con roles positivos, particularmente personas de su familia y barrio.

Enseñe con el ejemplo. No prohíba cosas que usted sí hace.

Logre que su hijo participe en actividades colectivas positivas que tengan supervisión.

Elogie a sus hijos cuando hagan algo bien y aliéntelos para que desarrollen en forma completa sus aptitudes.

Averigüe bien o infórmese de lo que está haciendo su hijo y con quién.

Sepa quiénes son los amigos de sus hijos y quiénes son sus padres.

No se olvide de conversar sobre el tema de las pandillas. El mejor momento es antes de que ocurra un problema grave.

No deje que sus hijos tengan mucho tiempo disponible sin obligaciones.

Observe si hay dibujos de pandillas en los libros y las mochilas escolares.

Hágale saber a su hijo que usted desaprueba las pandillas, que lo considera especial y por eso vale la pena protegerlo, que no lo quiere ver herido o arrestado y que desea ayudarlo a solucionar los problemas que él o ella tenga.

Enséñele que los miembros de la familia no deben mantener secretos entre ellos.

Apoye las actividades juveniles positivas como los deportes, excursiones, clases de música, arte, la lectura.

Si tiene dudas sobre cómo comunicarse mejor con sus hijos, cómo establecer límites y hacerlos sentir amados, inscríbase gratis a las Escuelas de Padres de la Alcaldía de Cochabamba. Llame al teléfono gratuito 800140206.


sábado, 12 de noviembre de 2016

Organización familiar

Todos somos dependientes de una familia, pero cuando decimos familia nos referimos a aquel núcleo donde se comparte, hay comunicación y dentro se preocupan unos por otros, papá, mamá, hijos, hermanos, abuelos.

Conocemos que una buena comunicación evita problemas dentro de la misma familia.

La comunicación familiar viene a ser un proceso permanente de expresiones, deseos, sentimientos y necesidades, las emitimos mediante mensajes y al mismo tiempo las recibimos. La mejor forma de adquirir confianza y seguridad dentro el círculo familiar es con una buena comunicación.

Debemos mencionar que cada sociedad establece sus valores y en la familia se crean normas y reglas de conducta, las cuales sirven a cada miembro de esta para expresar su afecto, tomar decisiones, socializar sus problemas y buscar alternativas de solución.

Estas normas y reglas son dinámicas las cuales se adaptan a cambios que requieren cada familia, los hijos crecen convirtiéndose en un factor importante de cambio de las reglas.

Los cambios alcanzados por ellos hace que se presenten nuevos desafíos lo que obliga a buscar nuevos patrones en la relación y en consecuencia de comunicación.

Se llega a la adolescencia, hay un cambio donde se pierde la comunicación asertiva y posteriormente es difícil recuperarla. Los padres al mostrar comprensión y expresar afecto puede rearticular la comunicación.

Actualmente vivimos distintos problemas con los adolescentes, como una vida de riesgo que expone a tener relaciones coitales en situaciones de riesgo, como las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados.

No queremos entender que la falta de responsabilidad en el actuar de cada día nos lleve a situaciones de riesgo.

Es por ello que la esencia de una formación se inicia dentro la organización familiar que más adelante en forma individual sirve para planificar la vida desde niño, el ejemplo personal y social servirá como guía y organizarse con esa responsabilidad familiar.

La autoestima en la persona es importante y conducirse a diario sin temores lo que es parte de desenvolverse en la vida cotidiana.

Cómo puede convertirse en un mejor papá

Los padres de hoy día comparten más con sus hijos que los padres de las generaciones pasadas. Sin embargo, a muchos hombres aún les da trabajo aprender a ser buenos padres. Existen dos razones para ello. La primera es que muchos tuvieron padres tradicionales que veían su papel como el de proveedor de la familia. Casi siempre, estos hombres no estaban emocionalmente disponibles para sus hijos varones. La segunda razón es que muchos de los hombres crecieron pensando que la mujer, por naturaleza, es quien mejor sabe cómo criar a los hijos. Las mujeres que han fomentado esta creencia no han sido de gran ayuda para la causa de reclutar verdaderos compañeros para la crianza de sus hijos. Cuando la madre asume esta posición en la familia, el hombre se desanima con mucha facilidad.

En mi experiencia, los papás que no tuvieron una relación estrecha y emocional con sus padres, aún sienten algún tipo de angustia sobre lo que se perdieron cuando niños. Ahora bien, al crear conciencia de la importancia del papel que desempeñan los papás en la vida de sus hijos, ayudamos a los papás de hoy día, y los del futuro, a aprender a no heredarles esa decepcionante tradición a sus hijos y a ser el tipo de papá que sus hijos necesitan. Por eso es que ofrezco una estrategia sencilla, pero eficaz, para aquellos hombres que realmente quieren convertirse en mejores papás y entablar una mejor relación con sus hijos.

Compre una libretita que puede llevar a todos lados durante el día.

Hágase la siguiente pregunta: "¿Cómo me hubiera gustado que mi padre fuera conmigo?"

Cuando la contestación le venga a la mente, escríbala y anote el momento y el día cuando surgió. Por ejemplo: "Hubiera deseado que me dijera que me amaba". "Hubiera deseado que jugara conmigo".

Después de cinco días, haga una lista de todo lo que usted "hubiera deseado" que su papá hiciera con usted. Esta lista es su plan para convertirse en un mejor papá.

Una vez la lista esté completa, vaya sobre cada deseo y dígase a sí mismo, en silencio y en voz alta: "Me comprometo a ser la clase de papá que deseo haber tenido cuando era un niño".

Hacer una lista de deseos, como le he recomendado, con frecuencia permite que las frustraciones personales del pasado salgan a flote. Una vez esto ocurre, los hombres adquieren más conciencia de lo que realmente los hijos quieren de sus padres.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Papás tóxicos, qué son y cómo afectan a los hijos

La influencia de los padres y la familia en la salud psicológica de un niño es decisiva.

Los papás son el pilar de los hijos, sobre todo en los primeros años de vida, por ello es fundamental tratar de hacer el máximo esfuerzo posible por educarlos bien, pero para lograr ello, necesitan crecer en un ambiente sano, ya que si no el hogar se convierte en un lugar tóxico y por tanto perjudicial para su desarrollo.

La psicóloga estadounidense Susan Forward describe a los papás tóxicos en su libro “Padres que odian” como aquellos que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación y el maltrato desde la infancia hasta la adultez.

Estos niños al llegar a adultos y como consecuencia de este tipo de relación con sus progenitores, dice la experta, serán adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables.

En el artículo de El Mundo “Familias tóxicas, qué son y cómo afectan a los hijos” se identifican estos tipos:



1 Padres con problemas psicológicos no tratados

Una de las circunstancias que podemos mencionar, es cuando los progenitores tienen problemas psicológicos no tratados. Los padres con depresión, ansiedad, trastornos de personalidad u otros problemas psicológicos que no están diagnosticados o no están recibiendo tratamiento, pueden presentar carencias y dificultades para cuidar adecuadamente a sus hijos. Para poder desempeñar adecuadamente la tarea de criar, primero debemos cuidar de nosotros mismos. Solucionar nuestros problemas psicológicos nos ayudará a encontrarnos equilibrados, fuertes y capaces de educar a nuestros hijos.



2 Padres maltratadores

Por supuesto los padres maltratadores, que utilizan con frecuencia la violencia física o verbal con sus hijos, crean un ambiente tóxico en casa, y minan la seguridad y la autoestima de los menores. Aprender otras maneras de poner límites es necesario. También observar si esa violencia tiene relación con una dificultad para gestionar la ira o la frustración.



3 Padres indiferentes

En el otro extremo estarían los padres indiferentes, aquellos tan permisivos y laxos en la educación de sus hijos que parece que éstos no les importen. La crianza implica una serie de sacrificios y renuncias que no todos los progenitores están dispuestos o preparados para asumir. Si ‘pasamos’ de nuestros hijos, si no les guiamos y educamos adecuadamente, el mensaje que les enviamos es que no nos importan. Que no vale la pena molestarse en educarles.



4 Padres manipuladores o extorsionistas

Hay otro tipo de padres, los manipuladores/extorsionistas. En este grupo podemos encontrar personas que instrumentalizan a los hijos: los usan sibilinamente para ‘solucionar’ los problemas de la pareja, para conseguir sus deseos o en general porque piensan que los niños están a su servicio. Puede haber más o menos consciencia en estos actos, pero desde luego, aunque no sean intencionados, perjudican gravemente a los niños.



5 Padres que se alían con los hijos para ir en contra de la pareja

Cuando los padres se alían con los hijos para ir en contra de la pareja, cuando se crean coaliciones entre uno o varios miembros de la familia, se producen alteraciones en el sistema familiar. Aquí el niño también está instrumentalizado, es utilizado para algo. Para que la madre o el padre tenga más fuerza frente a su pareja, para dejarle fuera del sistema familiar o para lograr cualquier objetivo. El niño es usado como paño de lágrimas, se convierte en confesor de alguno de los progenitores, ocupando un lugar en la familia que no le corresponde.



6 Roles cambiados. Niños que cuidan de sus padres. Los roles cambiados es otra de las formas en que identificamos a las familias tóxicas. Niños que desde bien pequeños tiene que ‘cuidar’ de sus padres, bien porque tengan problemas físicos o mentales, o bien porque son explotadores. Niños que asumen responsabilidades que no les pertenecen. Niños forzados a madurar antes de tiempo y que se quedan sin infancia. De mayores puede que sean dependientes emocionalmente, inseguros, ansiosos... Niños a los que no se les ha permitido ser niños.



7 Padres que proyectan sus frustraciones en sus hijos. Y por último, los padres que proyectan sus frustraciones en sus hijos. Padres que no están satisfechos con su vida, que se sienten fracasados o infelices, y pretenden que sus hijos realicen aquello que ellos no han realizado. Que consigan éxito, sean famosos, bailen o canten o destaquen en el fútbol. Cualquier expectativa que los padres ponen sobre los hombros de sus hijos, y que no tienen que ver con los niños sino con ellos mismos, se convierten en una pesada carga para el niño y una fuente de insatisfacción y frustración.

Cualquiera de las conductas mencionadas pueden convertir a la familia en un entorno tóxico. La familia es el espacio principal de interacción del niño, por tanto debe ser un entorno cálido, equilibrado, que proporcione estabilidad y bienestar, y donde los problemas de los padres los resuelvan los padres, no los hijos.



CARACTERÍSTICAS DE UN PADRE TÓXICO (PAPÁ/MAMÁ)

En el portal, Mamá Psicóloga Infantil, Sara Tarrés, licenciada en Psicología de la Universidad de Barcelona, describe también algunos de los rasgos más característicos que definen la conducta de padres tóxicos. No es necesario presentar todos los rasgos, sólo bastará con uno:

• Manipulador(a)

• Extremadamente exigente

• Totalmente intransigente

• Que maltrata física o verbalmente a sus hijos por cualquier motivo

• Que critica todo cuanto hacen o dejan de hacer sus pequeños

• Que expresa constantemente su disgusto con el tipo de familia que tiene porque piensa que se merece algo mucho mejor

• Que antepone sus necesidades a las de los niños

• Egocéntrico(a) y egoísta

• Culpabiliza y responsabiliza a sus hijos de su propios fracasos o frustraciones

• Proyecta en ellos sus sueños, sus anhelos, sus fantasías y pretende que ellos vivan la vida que él o ella no pudo tener, impidiendo que vivan la suya propia

• Es excesivamente protector(a) hasta el punto de impedir cualquier tipo de desarrollo de la autonomía o independencia de sus hijos

• Muestra disgusto por los amigos de sus hijos porque encuentra que son menos de lo que se merecen

• Planifica hasta el milímetro la carrera profesional y personal de sus hijos desde bien pequeños

• Impide que sus hijos disfruten con otras personas ya que considera que sólo pueden hacerlo con el o ella y se siente celoso de cualquier persona que les haga felices

• Se comporta de forma tirana, autoritaria y déspota. Cree que sus hijos le deben todo cuánto son y exige que estén a su servicio

Sería conveniente reflexionar honestamente sobre si presentas o no estas características, ya que se trata de tus hijos. Si piensas que podrías estar siendo un papá tóxico o piensas que tu pareja lo es, conviene buscar ayuda profesional para poner fin a esta situación.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Treinteenagers, la nueva tribu que no quiere tener hijos, casa ni trabajo estable

Ya cumplieron su tercera década, pero no les importa asumir las responsabilidades de la adultez dictadas por los estándares sociales.

Los treinteenagers son personas que no buscan trabajo estable, matrimonio o hijos, ya sea por comodidad o filosofía de vida.

De esta forma, los autores españoles Carlos García y Juan Díaz-Faes edificaron el nuevo concepto en un libro, “Treeinteenagers” ilustrando con palabras e imágenes a este nuevo grupo social de treinteañeros.

Según describe el portal El País, estas personas “mantienen formas de vida o de vestir, aficiones o actitudes, más propias de un adolescente que de alguien de su edad”.

1. No tienen trabajo estable

Para el escritor y el dibujante, este grupo nació -inicialmente- producto de la crisis económica que azotó a España. “Ese fue el detonante. Nos pilló al final de la veintena, cuando íbamos todos directos hacia la vida adulta, pero, de pronto, se nos cortaron las alas y nos tocó dar marcha atrás”, cuenta García Miranda.

“En el trabajo, casi volvimos a las condiciones de becario. Y supongo que eso afectó a todo, incluidas las relaciones emocionales”, admite.

Es en esta misma línea que los treinteenager no creen en el trabajo ni el pago bien remunerado. Las personas que pertenecen a este grupo suelen trabajar en empleos que saldan sus necesidades básicas y que además les proporcionen satisfacción vocacional. “Suelen ser freelancers”, detalla.

2. Sin “rollos” en la vida amorosa

En este punto existen dos tipo de treinteeneagers: los que conviven -sin objeto de casarse algún día- y los que practican encuentros sexuales casuales. “Depende del caso, pero en general todos tenemos más claro lo que queremos”, detalla García Miranda.

“Parece que se han acelerado los trámites en lo de irse a vivir juntos, por todas las ventajas que conlleva”, explica y asegura que contraer matrimonio ya no parece necesario para que las familias estén contentas. “Las parejas no suelen casarse, ni tienen propiedades, perro o hijos, pero siguen viendo pelis de terror los sábados por la noche”, señala el autor.

3. El cuerpo como un conducto

a la realidad

A pesar que los hábitos y mente de estas personas se asemejen más con las de un adolescente en vez de un adulto, es inevitable que el cuerpo envejezca con el paso de tiempo y manifieste signos de adultez.

Digamos que es como enfrentarse a la realidad; quieres seguir viviendo como adolescente pero ya no lo eres, ya no puedes emborracharte igual, ya no puedes desvelarte como lo hacías antes, ya no puedes hacer actividades de alto impacto porque todo te afecta al triple.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Los hijos y la moda incomprendida por los papás

Los hijos adolescentes necesitan de papás capaces de poner límites y de conservar su rol, pero también es importante que puedan tener ciertas opciones respecto a algunos asuntos. En ediciones pasadas hablamos de que lo ideal es tratar de encontrar un equilibrio en la educación evitando ser muy permisivos o muy autoritarios.

En temas relacionados con la moda, posiblemente lo aconsejable es seguir esa misma línea, ya que por lo general cuando llega la adolescencia, los papás se asombran y hasta horrorizan por cómo visten sus hijos. Las frases: “¡pero qué pinta llevas!” o “ni loca sales vestida así” nos suenan familiares y es que más allá de decírselas hoy a nuestros retoños, quizá nosotros mismos las escuchamos de nuestros padres. El pelo largo, los pantalones rotos, más de dos aretes en las orejas, cazadoras de cuero, zapatos “mamarrachos” y otras prendas de épocas pasadas también horrorizaban a nuestros padres y ahora sucede lo mismo, y es que hay que tener en cuenta que cada época tiene sus tendencias, obviamente dentro de lo que se podría definir como una moda o tendencia coherente. La única diferencia es que ahora quizás los hijos comienzan antes a imponer sus propios gustos, eso sí, idénticos en la mayoría de los casos a los de sus amigos o a los que imponen las celebridades o cierto programa de moda. Y es que a partir de una edad la ropa suele ser como un código que representa un “estilo”, aunque a veces se abandera de forma incoherente y algunas tendencias son muy extremas, así que en estos casos específicamente lo aconsejable es marcar límites razonables y permitirles la libertad de elección dentro de algunos márgenes.

Elegir la ropa les permite manifestar que ya no son pequeños. Por eso, cada vez que los mayores les recriminamos por su forma de vestir, les mandamos un mensaje de desconfianza.

Un aspecto muy importante que debemos tomar en cuenta que no se trata de hacer que nuestros hijos se vistan de la manera que esperamos o queremos. Hay que tener en cuenta que vivimos en otra época y somos parte de una generación diferente, con tendencias diferentes.



“Marquitis”

La “marquitis” afecta a muchos de los adolescentes y jóvenes de hoy en día, incluso ya desde niños. “Mamá quiero unas Converse”, “Necesito unos Levis” o “quiero los Adidas que están de moda”… Éstas son exigencias conocidas para una mayoría de papás y la pregunta que sigue a esta cuestión es: ¿las quieren por qué de verdad les gustan o las necesitan? Desafortunadamente, no. Sólo están de moda, sus amigos las llevan y al tenerlas se sienten parte del grupo. La ropa de moda muestra quién está al día y quién no y también en muchos círculos sociales llega a ser un regulador de quién merece tener amigos y ser reconocido socialmente.

Pero debemos estar conscientes que esto no es sólo culpa de ellos, y que muchas neces nosotros como padres somos los primeros en caer en esto. Quizá se deba al marketing o que atribuimos automáticamente que las cosas de marca son de mejor calidad y duran más.

Muchos psicólogos, pediatras y educadores coinciden en que los padres no debemos acceder a todo lo que nos piden, sino enseñarles que en la vida no se puede tener todo. Con esto, preparamos a los niños para un futuro en el que tendrán que decir “no” a muchas cosas. Esto también sirve a la hora de hacer ver a los niños que por muy bonita que sea la publicidad de unas zapatillas, eso no significa que sean las de mejor calidad, sino tan solo las más conocidas.

Es importante que como papás hablemos con nuestros hijos sobre sus necesidades reales, y escuchar el por qué de su elección. A partir de sus respuestas deberíamos tratar de hacerles ver el valor y la utilidad real de las cosas. Hay que tratar de entender sus planteamientos de pertenencia a un grupo con ciertas características estéticas, que suelen ir de la mano con un presupuesto excesivo, pero también ayudarles a ver que las marcas no son un seguro de felicidad. La idea es que entiendan y no se sientan juzgados o que le quitamos importancia a sus gustos porque también es una forma de generarles inseguridad. Tal vez lo ideal sería que entiendan que ir diferente del grupo a veces puede ser mucho más interesante y original que estar uniformados.



Algunas pautas

Con relación a la moda es cierto también que a una gran mayoría de los papás nos gusta que nuestros hijos estén a la moda, pero sin ser muy absorvidos por ella. La web solohijos.com da algunas pautas que te ayudarán a hacerles reflexionar:



• Considera si puedes ser una víctima del consumismo. Haz un listado de los gastos superfluos o de las cosas innecesarias que te has comprado en el último mes. ¿Podrías vivir sin ellas? ¿Cómo sería tu vida si no las tuvieras?



• Ten en cuenta que la imagen que damos informa cómo somos. Una cosa es cómo te ves tú, y otra muy distinta cómo te ven los demás. Puede que no te importen los demás, pero sí debes tener en cuenta el mensaje que les estás dando sobre tu persona.



• No te disfraces ni te exhibas. Si haces lo primero estás ocultándote en tu forma de vestir y estás impidiendo a los demás conocerte. Si haces lo segundo estás violentando a los que te miran, estás mostrando tu intimidad sin pudor. En ambos casos les estás engañando.

• Analiza si ese cambio de imagen ha repercutido en tu vida: estudios, amigos, aficiones, etc. Si ha revertido en tu humor, en tu forma de estar en casa, de contestar a tus padres.



• Piensa por qué quieres hacerte un piercing: ¿por imitar a los demás?, ¿por diferenciarte? Reflexiona sobre quién quieres ser y sobre la imagen que quieres dar a los demás. Si con ello buscas marcar tu personalidad, caes en un error, porque la personalidad no está en lo que se lleva, sino qué surge de dentro. Algunos jóvenes confunden tener criterio propio con ponerse un piercing, cuando, por la misma razón, no llevarlo podría ser síntoma de personalidad propia. Puede que un piercing te haga sentirte mejor, pero en realidad no lo hace.



• Sé consciente de la edad que tienes. ¿Quieres parecer mayor o menor? ¿Por qué?



• Razona. La razón “porque me gusta” muchas veces no es otra cosa que una dictadura del subjetivismo y que, como tal, no tiene valor objetivo. Aunque a uno le guste lo feo, lo cochambroso, lo tosco, e incluso se presenten como una alternativa estética, no por ello dejan de atentar contra el buen gusto, es decir, contra la capacidad de saber sacar gusto a las cosas.



Como papás debemos recordar que cada época ha tenido sus manifestaciones de la moda, sus tendencias, su estética, todo ello representa indiscutiblemente una forma de romper con la generación anterior. Así que tampoco es aconsejable oponerse rotundamente sin tomar en cuenta esos aspectos y sería muy positivo echar un vistazo a su armario y de acuerdo al estilo que quiere tener, darle algunos consejos para hacer que luzca mejor.

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miércoles, 2 de noviembre de 2016

Especialista recomienda canoterapia y cuentoterapia para niños especiales

Promueven la canoterapia y cuentoterapia como una alternativa para ayudar al desarrollo de los niños especiales, que sufren de algunas patologías, según explicó la doctora, Mónica Ibaraguen.

La especialista en odontoterapia realizó un taller motivador para niños de 3 a 14 años y para las personas que sufren de acondroplacia, entre otras patologías genéticas, y se presentaron ambas alternativas terapéuticas.

Acompañada de la especialista en canoterapia, Ines Laura y Jass (el can), ayudaron a motivar y estimular a los niños para que mejoren su autoestima a través de juegos, que era una terapia específica.

La especialista sostuvo que esta técnica se utiliza para la rehabilitación de personas con discapacidad física, mental y en aquellas con problemas emocionales.

Además, la terapia se realiza con la ayuda de perros adiestrados, los cuales se encargan de promover la participación de los pacientes en actividades sensoriales y perceptivas, con un propósito y significado, lo más importante es incentivar la autoestima.

A través de la terapia se perciben diferentes estímulos al tener contacto directo con los perros, entre ellos el ejercicio, el desplazamiento, los movimientos, la postura y el desarrollo muscular.

CANOTERAPIA

“La canoterapia brinda a los pacientes una oportunidad de interactuar con los cachorros, con lo que mejora el estado de ánimo, el control muscular y el autocuidado; los pacientes olvidan sus dolores, inhiban temores para desplazarse, mejoran sus expresiones faciales”, sostuvo.

Con apoyo del grupo “tarambanas”, se trabajó en el cuentoterapia. Según explicó la profesional, esta alternativa se define como “el arte de sanar a través de los cuentos”.

Esa alternativa los relaja y al mismo tiempo se van emitiendo los mensajes para una mayor atención del interior psicológico del niño, facilitando la búsqueda de soluciones y planes de actuación hacia los problemas que tengan en cada caso.

No solamente es un elemento terapéutico, la cuentoterapia puede tener un efecto preventivo, ya que favorece el crecimiento de la conciencia personal de cada uno. Así, es una forma de fomentar y trabajar la inteligencia emocional de los niños.

Hay que tener en cuenta que la cuentoterapia no solo se aplica a niños, sino también a jóvenes adultos y a personas mayores. Todos podemos beneficiarnos de ella.

En nuestro medio, no existen centros especializados. Sin embargo, el Colegio Médico impulsa ambas alternativas.

martes, 1 de noviembre de 2016

Lecturas sutiles ¿Qué lugar va a ocupar el niño para los padres del mundo actual?

Son más frecuentes los casos donde se demanda una atención psicológica por problemas en el aprendizaje, problemas de conducta o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) -un término ya popularizado entre educadores y padres de familia-. Una demanda que en su mayoría se inicia en los establecimientos de educación y los padres se ven en la obligación de acudir con un profesional para resolver esta problemática e incluir al niño dentro de una formación académica “normalizadora”.

Pero los padres no llegan a cuestionarse acerca de esta situación, mucho menos al acudir a un psicólogo, a quien se le demanda una solución rápida y eficaz –pertinente es la palabra más utilizada dentro del ámbito educativo– como si de una receta se tratara intentando emular esta labor con la de un médico, en última instancia la pregunta que inicialmente es velada por los padres será: “¿qué puedo hacer

con mi hijo? Tal vez nosotros tenemos la culpa, ¿cómo puedo educarlo?”.

Eric Laurent, un reconocido psicoanalista francés, intenta ir más allá a través del siguiente cuestionamiento: ¿cómo educar al niño salvaje en periodo de huelga de la civilización? Antes los hijos ocupaban un lugar de esperanza social para los padres, actualmente los hijos son un recurso humano al que están destinados diversos objetos de consumo, estamos inmersos dentro de un sistema donde todos somos consumidores, todo se ha vuelto descartable, efímero, fugaz, como el respeto a la ley y a la autoridad, aspectos que deben ser inscritos por los padres a través del discurso, por medio de la palabra y no a través del castigo físico o de la introducción a la ley mediante la fuerza.

La pregunta fundamental para ello será ¿Qué lugar ocupa este niño para los padres? La respuesta no es universal, no es “uniforme”, es más bien singular

y dependerá de la historia personal de los padres, del imaginario, de ese Ideal que se han ido formando mucho antes del nacimiento del niño, para entender cómo el niño se hizo un lugar en ese malestar en la civilización actual.

Lo más importante será tomar otra postura frente a este empuje hacia el hedonismo que conlleva a múltiples desórdenes, para poner un límite a esto que ya es una norma de parte de una sociedad consumista, “la búsqueda de placer constante”, y que actualmente se evidencia cada vez más con el uso desmedido de los gadgets, -es un dispositivo que tiene un propósito y una función específica, generalmente de pequeñas proporciones, práctico y a la vez novedoso-, en especial de un teléfono móvil el cual se ha convertido, en muchos casos, una prioridad para los propios padres.

Ante este empuje al goce sin límites en el que estamos inmersos será necesario y fundamental darle nuevamente su lugar al padre de la prohibición, para decirnos con qué sí y con qué no debemos gozar, una representación que puede ser sostenida por otros personajes en el ámbito familiar a raíz de los cambios que ha ido sufriendo esta institución, la que en un principio fue patriarcal.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com Visítanos en Facebook : LECTURAS SUTILES

Comportamiento adolescente


Las personas desarrollan su comportamiento dependiendo del medio en que viven o el medio de crianza. Es necesario ver que los valores que tenemos las personas son éticos y culturales, como ético se puede tomar la honestidad y como cultural es el preservar costumbres y tradiciones ancestrales propias de una sociedad.

Las demandas y expectativas de la cultura en la que se vive así como los conceptos morales, religiosos educativos moldean las actitudes hacia el sexo a través de la vida.

Las personas tenemos que darnos cuenta que los valores que poseemos nos ayudan a tomar decisiones adecuadas en relación a nuestras necesidades, además estas decisiones definen el proyecto de vida y en otras situaciones permiten resistir la presión de otras personas.

A lo largo de la vida se va formando su propia escala de valores donde influye la familia, los padres, la escuela.

Cuando se llega a la adolescencia esos valores se modifican, ellos o cuestionan o rechazan los valores adquiridos en la niñez.

El resultado de dicho cuestionamiento es que los adolescentes tienden a adoptar nuevos patrones de conducta, modelos de artistas líderes u otros personajes a quienes idealizan con el deseo de incitar, aunque no corresponda a su realidad.

Es importante que los adolescentes estén orientados convenientemente y mantengan una actitud crítica y reflexiva ante los mensajes; para la construcción de la autoestima y el fortalecimiento de los valores de los jóvenes.

Parte de la autoestima es cuidar el cuerpo, pero tomaremos en cuenta dos razones, la primera trabajar por la imagen física o apariencia, y la segunda, es el cuidado de la salud como estado de bienestar y la prevención de enfermedades.