domingo, 9 de octubre de 2016

WhatsApp y GPS ayudan cuando las tareas se multiplican

Todas coinciden en afirmar que el amor y estar cerca de los hijos es lo mejor, pero cuando no están en casa recurren a herramientas que otorga la tecnología.

Desde que las mujeres salieron a las calles a desarrollar otras labores que no son solo las domésticas, sus vidas se han complicado, por lo menos para una mayoría, porque además de desenvolverse en su trabajo, no han dejado de ocuparse de los hijos y de la administración de la casa, lo que a juicio de la terapeuta familiar Ruth Quintanilla es un desequilibrio frente al varón.

El 11 de octubre, en el Día de la Mujer Boliviana en homenaje de Adela Zamudio, un grupo de mujeres revela cómo combina la maternidad con ser profesionales. Las entrevistadas admiten que el tiempo que les queda para compartir con la familia es escaso, pero es valioso y lo aprovechan al máximo por la noche y los fines de semana. Aunque todas prefieren la relación directa y el diálogo, la restricción del tiempo les ha enseñado también a recurrir a otros mecanismos de supervisión para que todo en la casa vaya a la perfección y los hijos estén donde tienen que estar. Ahí aparece la tecnología y con ella, herramientas como el WhatsApp, Facebook, el celular y el GPS. Un mensaje, la ubicación por GPS o la llamada por celular permite dar tranquilidad.

El experto en tecnología y redes sociales Marcelo Durán se refiere incluso a una aplicación en la web que permite ver todo lo que está pasando en casa, Sin embargo, aclara que nada reemplaza a la presencia física de la mujer “ni siquiera el Skype”.

La psicóloga Ruth Quintanilla dice que para la mujer, el camino se hace cuesta arriba cuando la pareja no ha comprendido que cualquier carga llevada entre dos facilita el camino. “El marido debe saber que tiene corresponsabilidad con todo lo que pasa en la casa”, concluye.

“Prefiero las llamadas”



Roxana Neri, subalcadesa de la comuna Adela Zamudio, es madre de dos hijos, una de 30 y el varón de 29 años. Ella prefiere la presencia física, la relación cercana y el diálogo y a las llamadas por el celular, antes que el WhatsApp y otras aplicaciones.

Cuenta que desde inicio dejó claro que sus hijos pueden recurrir a ella en las buenas y en las malas y esa confianza ha generado una relación especial con ellos.

También ayudó dejar claras las normas que rigen en la casa como el tema de respeto a los horarios, saber cumplir la palabra y decir siempre la verdad. “Luego de un tiempo se consigue un equilibrio de disciplina y mucho amor”.

El otro gran detalle es el diálogo. “Pero no se trata del solo discurso, sino la acción que es muy importante. Los papás y las mamás debemos ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Hay que predicar con el ejemplo”.

Encontró la forma de acercarse a sus hijos y convertirse en amigos de ellos. “Los invitaba a la casa, les preparaba algo, les hacía sentir parte de la familia. Sabía quiénes y cómo eran”.

En medio de todo aquello, la tecnología también tuvo su espacio. “No soy muy amiga del WhatsApp, la verdad, pero utilizo el celular para las llamadas entre nosotros. Mi hijo está en Santa Cruz y es necesario”.

“Hay conexión digital”



Pati Baldi es rectora de la Universidad de Negocios Nelson Mandela. Mantiene conexión permanente con sus dos hijos, uno adolescente y el otro universitario. “Estamos en línea no solo en la casa, sino también por WhatsApp y por teléfono”.

Pati especifica que la conexión no solo es digital, sino emocional. “Estamos siempre juntos. Coordinamos los horarios, las tareas, nuestros encuentros”.

La jornada de Pati empieza temprano. Luego de compartir el desayuno se va a la universidad hasta las 13 horas, momento en que recoge a su hijo de 16 años del colegio. Tras el almuerzo, vuelve al trabajo a las 3 de la tarde hasta las 7 de la noche.

Durante ese tiempo, la comunicación es permanente en la medida de la necesidad. Decir un “te quiero mucho”, es importante porque es la manera de decir “estoy aquí”. Las llamadas telefónicas son una constante, pero el mejor momento para compartir con la familia es cuando estamos en casa, cuando vamos a cenar o ir a ver una película. “Soy una mamá a la que le gusta la calidad de tiempo, más que la cantidad”.

“Es mejor hablar”

La subgerente regional de Tarjetas de Crédito del Banco Bisa S.A., de profesión ingeniera comercial, Sandra Coelho Nicolls dice tener controlado todo con la ayuda de su pareja y de la tecnología.

Revela que el secreto es organizar el tiempo y si se lo hace, el día alcanza para todas las actividades.

La organización es en casa y también en el trabajo. En cuanto llega al banco planifica sus reuniones para que todo marche perfectamente. “Es como si tuviera un cronómetro interno”, dice.

El horario continuo de su faena le permite a su esposo tomar las riendas de la casa en el día. Recoge a Isabela (de cinco años) del kindergarten. Alejandra (de 20 es universitaria), la mayor, ya es más independiente con su tiempo.

“Las mamás estamos siempre pendientes de los hijos. Llamo para saber cómo están cada uno de los integrantes de la casa, si tiene trabajos pendientes y otras obligaciones. Nos quedamos haciendo las tareas hasta las 11 de la noche y eso nos permite conversar siempre”.

La clave es equilibrar el tiempo con la profesión y la familia. Recomienda que ambas fases son importantes en el desarrollo de la persona.

Con Alejandra, su hija mayor, la comunicación es mediante el WhatsApp, vía telefónica o el Facebook.

“Las redes sociales en ese sentido tienen muchas ventajas cuando se tiene poco tiempo. Claro que lo mejor es hablar, pero como mamá moderna tengo que adecuarme”.

Los fines de semana también son espacios aprovechados por la familia de Sandra. Organizan actividades en conjunto desde ir al cine hasta ir de paseos en familia. Todo tiempo que les permite el día es aprovechado.

“Iba con mis niños”

María Esther Mercado Huerta es antropóloga. Tiene hijos y nietos. Recuerda que cuando sus hijos eran niños, la ONG para la que trabajaba, relacionada a equidad de género, le permitía llevar a sus hijos. Pero muchas tuvieron que contratar a trabajadoras del hogar o utilizar guarderías.

La educación que les das tiene que ver con las clases sociales. Mis amigas se preocupaban por el tema pedagógico y artístico: dibujo, musica, deporte.

Otros grupos entregan a sus hijos, celulares como a modo de deshacerse de sus responsabilidades y crean una adicción si no se controla adecuadamente.

Cuando la mujer sale a trabajar representa mucho esfuerzo. Llega a la casa y sigue trabajando con tantas cosas que hay que hacer, ocupándose de verificar que todo esté saliendo perfectamente. El hombre siempre confía en que ella lo resolverá todo. Debe haber un compromiso de apoyo mutuo.

“El GPS ayuda”

Hoy en día, las madres están obligadas a modernizarse afirma la abogada que trabaja en la Agencia Estatal de Vivienda Amalia Huanca.

Tiene dos hijos, de 16 que está en la prepromoción y de 26 años que trabaja en la Escuela Normal Simón Rodríguez.

Amalia está sola al frente de su hogar y para ella el teléfono juega un rol muy importante para cumplir el papel de padre y madre a la vez.

A veces, cuando su hijo menor va a una fiesta, el mayor lo lleva, pero ella debe recogerlo “así que como no conozco la dirección del salón de fiesta pido a mi hijo que me mande su ubicación con GPS o una foto de la dirección para dar con él”. Señala que es un medio de control cuando las mamás deben estar más de ocho horas fuera de la casa.

Trato de actualizarme en el manejo de la tecnología, el mismo sistema nos lo exige.

A veces recurro también a las videollamadas. Confío en ellos y saben muy bien que los quiero. Sé que no es el hogar ideal ni el clásico el que les di, pero es lo que les puedo ofrecer y ellos lo saben y responden.

Amalia cuenta que su hijo mayor se ha convertido en una gran ayuda en el hogar porque coordinan tareas para las actividades del hijo menor.

Pese a las dificultades que le significa hacer triple trabajo, Amalia se siente muy satisfecha por la respuesta de sus hijos que entienden la situación y siempre están prestos para colaborar en todo momento. “Eso es de gran ayuda y yo siempre lo valoro”.

“Soy mamá gallina”

Paula Muñoz se considera una mamá moderna y tecnologizada. Conoce de aplicaciones para el celular y la computadora, pero no las utiliza para monitorear a sus tres hijos que van desde los 10 a los 13 años.

Su relación con ellos está basada en el respeto mutuo. Conoce la clave del Facebook de su hijo mayor, también la del correo electrónico, pero aclara que sus hijos también saben la contraseña del celular de ella, porque no hay nada que ocultar. Algunas veces se comunican por un chat de familia, pero ella prefiere una relación a la antigua: es decir, en vez de enviar un mensaje por el móvil prefiere dejar una nota cariñosa en papel.

“Es posible que siendo mis niños aún pequeños, no necesiten más control que eso. Quizá dentro de dos años, cuando mi hijo mayor ya empiece a salir con sus amigos, lo necesite, no sé, por ahora no soy fanática de la fórmula del monitoreo del otro”.

Paula es directora de Comunicación Corporativa y Relaciones Públicas de la Universidad del Valle (Univalle). Dice que su horario le permite dedicarle más atención a sus hijos que permanecen en la escuela hasta las 4 de la tarde y ella, felizmente, trabaja en horario continuo hasta las 5 de la tarde. “Es decir, están solos algo más de una hora y media”.

Algunas veces y muy disimuladamente, ingresa al Facebook para ver en qué y con quién anda el hijo mayor, porque los menores aún no tienen cuenta. Pero a todos les recomienda tener cuidado siempre con la gente que se les acerca.

Advierte que marcó bien los límites en el uso de la tecnología y en la familia.

La aplicación Qustodio vigila a los hijos y es gratuita

Marcelo Durán

Experto en redes sociales

Hay una aplicación puntual que se llama Qustodio. Es multiplataforma y gratuita.

Esa aplicación www.qustodio.com permite crear una cuenta como padres e instalarla en el móvil de sus hijos, en las tabletas o en la computadora. Sirve para controlar que los menores no ingresen a páginas de pornografía o hagan búsquedas peligrosas en Google. También deja ver con quién habla más el hijo o la hija. Es bastante buena la aplicación, además es gratuita y puede hacer cosas interesantes. Ahora, la aplicacion no es la solución al problema, sino una ayuda.

Al margen de las aplicaciones en el teléfono móvil o las tabletas, las industrias le han dedicado atención a las cámaras web instaladas en los hogares y sirven para vigilar a los niños más pequeños y sobre todo si se contrata a alguien como una niñera. Controla el movimiento en la casa.

En muchas ocasiones han servido para hacer denuncias sobre el maltrato a niños y a los adultos mayores. Algunos colegios también han visto esta opción y es bueno para aquellos padres que se sienten inseguros por la integridad de sus hijos.

No reemplaza el diálogo o la presencia física de los padres, no es la situacion ideal, pero ayuda.

Ahora, uno de los grandes problemas de los padres viene también de la tecnología porque resulta que entregan dispositivos a los hijos sin ninguna responsabilidad ni instrucción y a nombre del derecho a la privacidad no conocen sus contraseñas. Me da la impresión que los padres ponen ese derecho por encima del deber, de la obligación, de la responsabilidad. Desde inicio hay que decir a los niños que ese celular es de todos, como el teléfono colectivo de la casa.

La relación es desigual y nada cambiará si la pareja no ayuda

Ruth Quintanilla

Terapeuta familiar

Esta problemática es muy compleja y no es bueno simplificarla.

El tema es que las mujeres han salido a trabajar y eso es un avance social muy importante, pero ha generado conflictos para ellas y también para la sociedad porque no ha cambiado la relación entre la pareja. Sigue siendo desigual.

Las mujeres aparecen solas frente a la responsabilidad de la educación y el control de los hijos. Subsiste el matrimonio patriarcal. El hombre puede llegar cansado a la casa y se queda en la cama, en tanto que la mujer debe seguir viendo todo los demás “deberes”. Por eso, para ellas, las jornadas son extenuantes.

Ahora, la tecnología auxilia a la mujer para que no haya una ruptura total durante las horas que no se ven con los hijos.

Son medios auxiliares, pero nunca van a poder sustituir la relación directa con los hijos. No es lo mismo una madre que busca aquella cercanía y tiempo de calidad que una que se aleja y pretende monitorear a su hijo por una máquina. Ni siquiera el Skype consigue sustituir y eso lo tienen que saber los padres que se van al exterior.

Se debe propiciar una corresponsabilidad con la pareja. El pensamiento patriarcal todavía insiste en que la mujer es la columna de la familia. Pero eso la convierte en sojuzgada, cuando las leyes hablan de derechos y responsabilidades entre el papá y la mamá de manera igualitaria.

El varón debe ayudar y no es solo ¡qué viva el WhatsApp!

El Código Niña, Niño y Adolescente también amplía la tarea a la familia extendida, es decir la tía, el tío y otros que deben ayudar cuando hay sobrecarga.

El vínculo afectivo es de persona a persona y eso puede existir si la pareja se pone de acuerdo y se empiezan a compartir todas las responsabilidades, sin ninguna excepción.



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