lunes, 6 de junio de 2016

Autoestima y personalidad en la niñez



La psicóloga Denise Hinojosa recuerda que los niños y niñas no solo se desarrollan físicamente, sino también psíquica y emocionalmente. En esto último, la autoestima juega un papel muy importante pero para lograr una autoestima sana es bueno estimularla.

Un niño con buena autoestima confía en sus capacidades, no se deja manipular, es más sensible con las necesidades del otro y defiende sus principios y valores. Pero el que tiene baja autoestima no se valora a sí mismo, es inseguro, siente angustia, vergüenza, dolor, indecisión, no se anima a hacer muchas cosas por temor al fracaso y tiende a inclinarse hacia el desánimo y el derrotismo. Esto disminuye su resistencia para encarar las adversidades que se presentan en la vida.

Durante la niñez se sufren muchos altibajos en el carácter, las emociones y la personalidad. La psicología infantil puede ser la clave del éxito en las relaciones entre mayores y niños, explica a ECOS la psicóloga Verónica Guerrero.

Personalidad no es lo mismo que carácter. La primera es toda la configuración de comportamientos peculiares que distinguen a un individuo, mientras que el carácter está constituido por las conductas que tocan aspectos morales.

El carácter del niño
Guerrero aconseja formar buenos hábitos en los hijos; sostiene que un acto se convierte en hábito mediante la repetición, algo decisivo para alcanzar un carácter determinado. En ese sentido, un buen ejemplo es el mejor método de enseñanza-aprendizaje, pues los niños tienden a reproducir casi automáticamente el comportamiento de sus progenitores.

Hay que establecer límites para que el niño sepa con claridad dónde acaba lo correcto y dónde comienza lo incorrecto. Esto ayudará en el proceso de su formación.

Los padres deben ser firmes en sus decisiones para evitar crear confusiones en la mente de los pequeños. Por ejemplo, cuando les enseñan que mentir es malo pero si alguien les llama por teléfono les ordenan “dile que no estoy”, esta mentira confunde a los niños y los estimula a imitar esa conducta en vez de seguir el consejo moral.

Cómo desarrollar la personalidad del niño
1. La psicóloga Verónica Guerrero recuerda que para conseguir un desarrollo físico óptimo es importante una alimentación correcta. Además, la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas es determinante para lograr un desarrollo mental normal y equilibrado.
2. “La seguridad afectiva es la primera necesidad que el niño manifiesta. Incluye el cariño, una cálida atmósfera familiar y la comprensión, lo cual le ayudará a autoafirmarse”, dice.
3. La autoestima es la comprensión y la valoración de la dignidad personal y está muy unida a la autoconfianza (seguridad en sí mismo) Entonces, la construcción de la autoestima es la piedra angular que permitirá a los niños desarrollarse con plenitud.
4. Cuidado: fomentar la autoestima de modo desproporcionado es perjudicial. El niño necesita una medida adecuada para no sentirse temeroso, inseguro, retraído o acomplejado.
5. “Si el niño ve satisfechas esas necesidades se afianzará la alegría, la dignidad, la confianza y un correcto desarrollo de su personalidad, caso contrario, si estas necesidades no se hallan debidamente cubiertas, la sensación de fracaso, frustración y descontento puede originar mecanismos de defensa erróneas”, alerta la profesional.

Cómo favorecer su autoestima
La autoestima es el aprecio o consideración que se tiene de uno mismo. Entonces, los padres deben evitar hacer comparaciones entre hermanos, primos o amigos; por ejemplo decir: “Tu hermana era más estudiosa y obediente que tu”. Esto entorpece el desarrollo adecuado del concepto de uno mismo.
- No confundir la lentitud con la incapacidad. Hay niños que tardan más de lo normal en hacer sus tareas, pero ello no se debe a una discapacidad intelectual.
- Observar con atención cualquier defecto en el lenguaje, escritura o lectura. Estos problemas pueden responder a dificultades específicas en esas áreas y una detección oportuna ayudará a corregirlos.
- Evitar el castigo que priva al niño de afecto. A veces los padres tienen una actitud negativa hacia sus hijos porque estos no responden a sus expectativas; a raíz de ello los tratan duramente, bajando su autoestima.
- No dejar solo al niño mucho tiempo. Su autoestima se nutre por medio de la relación sana con pares de su edad. Es necesaria la compañía y la interacción de los padres con sus hijos en los juegos, paseos y recreación.
- No repetir mensajes negativos. “Eres un niño malcriado”, “estás flaca”, “eres una enana”, “eres un llorón”.
- No es bueno que los padres asusten a sus hijos con fantasmas, brujas o monstruos. A veces se recurre a esto para lograr que se queden quietos o no molesten, pero así solo se acrecientan las emociones de temor e inseguridad.
- No privar a los niños de disfrutar de experiencias divertidas. Por ejemplo sus primeras fiestas, junto a chicos de su edad, constituyen elementos importantes en el desarrollo emocional infantil.
- No crearles sentimientos de culpa repitiendo que todo pasa por su mala conducta. Su mente ve relaciones de causa y efecto entre hechos independientes y es fácil para ellos creer que su mal proceder puede provocar una catástrofe familiar.
- La autoestima es susceptible de ser modificada por personas externas al sujeto. La aprobación o crítica de alguien a quien el niño aprecia, le hará variar el concepto que tiene sobre sí mismo.

Autoestima sana
- La psicóloga Denise Hinojosa recuerda que los niños no solo se desarrollan físicamente, sino también psíquica y emocionalmente. En esto último, la autoestima juega un papel muy importante, pero para lograr una autoestima sana es bueno estimularla.
- Los adultos deben ayudar a formar una buena autoestima de sus hijos desde que son pequeños.
- Es importante tratarlos con afecto y cariño, aunque se les deba corregir algún error.
- Cuando fracasan en algo se los debe motivar para que lo intenten nuevamente sin temor.
- Los pequeños con autoestima positiva se sienten bien con ellos mismos, afrontan mejor los problemas y posibles soluciones.
- Disfrutan de la interacción con los demás. Les gustan los encuentros sociales, compartir actividades en grupo.
- Aprenden a conocer y a aceptar sus fortalezas y sus debilidades. En ellos prevalecen los sentimientos positivos y optimistas.

Baja autoestima
Durante los primeros años de vida, cuando la personalidad está en proceso de formación, algunas experiencias pueden dañar la autoestima del niño porque todavía no ha desarrollado las armas para enfrentarse a ellas. “Es probable que a partir de ese momento comience a sentirse menos”, dice la psicóloga Denise Hinojosa. Por ejemplo:
- No cumplir con las expectativas que sus padres esperaban.
- Ser discriminado (por discapacidad, apariencia, estatus social, color, religión u otros aspectos).
- Sentir que sus necesidades básicas fueron desatendidas en la infancia.
- Ser víctima de la presión social para seguir determinadas reglas con las que no está de acuerdo.
- Sentirse el “raro” de la escuela.
- Sufrir acoso o bullying escolar o laboral.
- Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas y afecten su calidad de vida.
- Sufrir la pérdida de personas importantes en su entorno.
- Los que tienen baja autoestima evitan a como dé lugar hablar frente al público.

La psicóloga Verónica Guerrero aconseja formar buenos hábitos en los hijos; sostiene que un acto se convierte en hábito mediante la repetición, algo decisivo para alcanzar un carácter determinado. Un buen ejemplo es el mejor método de enseñanza-aprendizaje.


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