domingo, 3 de abril de 2016

Los problemas de ser una madre o padre presente, pero ausente

PROBLEMÁTICA FAMILIAR

ESTUDIO LO CONFIRMA

Hay padres y madres que a pesar de estar presentes junto a sus hijos son emocionalmente inaccesibles.

Enfundados en sus preocupaciones cotidianas y mundos particulares, no se dan cuenta que los niños tienen un radar de autenticidad con el que perciben esa descuidada y fría lejanía, ese estar ausente, ese vacío que lo queramos o no, puede dejar huella en ellos.

Según un curioso estudio dirigido por la Universidad de Boston (Estados Unidos) y llevado a cabo en diversos restaurantes de comida rápida, se descubrió que una de las causas más comunes por las que los padres dejan de estar presentes se debe al uso excesivo de los teléfonos móviles. Un claro reflejo de la sociedad actual y por la que, posiblemente, esos niños se convertirán también el día de mañana en “adolescentes ausentes”.

El tema de los padres ausentes se alza como un aspecto que preocupa mucho a psicólogos y pedagogos de todo el mundo.

Tanto es así, que el mercado editorial empieza ya a ser sensible a este tipo de crianza con la cual, aprender a

estar presente en cuerpo, alma y corazón para nuestros hijos.

Un ejemplo de esto es el libro “Parenting in the present moment” de la doctora Carla Naumburg.

NECESIDADES EMOCIONALES

Los niños pueden llegar a aceptar nuestras mentiras con lealtad.

Cuando les decimos aquello de “sí, claro que te escucho cariño, claro,

tu dibujo es muy bonito”, asentirán con el rostro, pero sus miradas sabias y sus corazones hambrientos sabrán que su padre, que su madre no está con ellos, que sus palabras no son del todo sinceras porque sus mentes están muy, muy lejos.

Sabemos que nuestros trabajos, los problemas cotidianos y las presiones a las que debemos hacer frente son una prioridad para mantener el equilibrio familiar.

Ahora bien, para educar a un menor no basta con darle un techo, sustento, calor, alimento y plaza en un colegio. Los niños tienen necesidades emocionales que deben ser satisfechas para que su desarrollo psíquico, emocional y neurológico se constituya con normalidad.

CONSECUENCIAS DE LA AUSENCIA

Algunos de los efectos que pueden originarse de ese estar presente pero ausente de los padres son:

* Los niños nunca van a cuestionar al adulto. Si perciben que su madre y su padre están con ellos pero no les ofrecen afecto o atención porque están ausentes pensarán que la culpa es suya. Interiorizarán un rechazo, un dolor emocional que va a dejar huella en su cerebro.

* Los niños anhelan atención para sentirse reafirmados, para construir su identidad. Si no sienten la fuerza de ese vínculo tendrán problemas en su autoestima. A corto plazo, pueden reaccionar de dos formas:

o reaccionando con rabia o con conductas desafiantes.

* En ocasiones, puede ocurrir que los padres solo estén presentes de cara a pautar determinadas órdenes como “cuando ir a dormir, cuando lavarse los dientes, levantarse, vestirse, hacer los deberes…”.

Nadie escucha a los pequeños de la casa, nadie consuela sus miedos, ríe sus ocurrencias o da alas a sus sueños. Los niños, poco a poco, caen en el triste abismo de la soledad parental.

CÓMO ESTAR PRESENTES

Ahora, ya sabemos que no basta con estar físicamente, que debemos limitar el uso del móvil y que nuestros niños disponen de un perspicaz e intuitivo radar emocional con el que van a percibir al instante si estamos con ellos de forma auténtica y plena.

Ahora bien, ¿qué más nos faltaría? ¿Qué estrategias debemos poner en práctica para satisfacer todas

las necesidades de nuestros hijos?

Toma en cuenta los siguientes aspectos básicos y reflexiona:

* Escucha a tus hijos. Parece obvio, pero no todos los padres lo hacen de forma efectiva. Escuchar es mirar a los ojos y dar auténtica importancia a cada palabra que nos digan los niños, por muy ingenuo o estrambótico que sea su razonamiento. No importa, el mejor momento para educar y hacer feliz a tu hijo es ahora.

* Sí, esos momentos de complicidad cotidiana. Hay momentos que deben convertirse en rituales obligados con el que compartir tiempo con tus hijos, pero tiempo de calidad.

Esas charlas mientras comemos, esos cuentos y conversaciones antes de dormir... son instantes mágicos con los que estar presente, instantes que crean marcas emocionales en los niños.

* Enséñales a ser pacientes. Para ser un padre o madre presente también es necesario enseñar a nuestros hijos que en ocasiones, hay esperar

y saber gestionar la frustración.

Queda claro que no vamos a poder estar con ellos a cada hora del día, todos tenemos responsabilidades. Hay que ser pacientes para poder conseguir lo que uno desea.

* Potencia su imaginación, juega con ellos. Si quieres que tus hijos sean personas felices, enséñales

cómo es un adulto feliz a través de ti.

Juega con ellos, trasmíteles entusiasmo, desarrolla su imaginación a través del juego, de ese modo, darás alas a sus sueños, reforzarás su autoestima regalándoles reconocimiento, y ese cariño sincero que edifica mentes más libres y corazones más fuertes.

Superando las heridas

Has crecido, mantienes tu vida, llevas con orgullo tu armadura inexpugnable, y tienes muy claro qué debes hacer ahora para no cometer los mismos errores que tus padres cometieron contigo.

Sin embargo, el vacío del padre ausente sigue ahí, y no importa si en el presente mantienes trato con él, o si ya lo perdiste, o si callas en las reuniones familiares y finges como si el pasado nunca hubiera existido.

Lo primero que deberíamos hacer

es “entender”. Comprender que el padre ausente es un hombre que no supo ejercer su rol de padre, porque nunca entendió su papel como persona.

Es posible que no dispusiera de adecuadas habilidades personales, de una buena autoestima, de un equilibrio interno que le permitiera ver sus errores, miedos y sus propias carencias.

Ahora bien, ¿justifica esto lo que nos hizo? En absoluto, pero la comprensión, en ocasiones, nos ayuda a evitar almacenar más emociones negativas.

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