lunes, 22 de febrero de 2016

Ayuda a tu niño cuando siente miedo



Los niños sienten miedo desde que llegan a este mundo, lo que es natural en el ser humano. Estudios confirman que su temor surge al nacer, ya que durante nueve meses crecieron y se mantuvieron protegidos en el vientre materno, pero con el nacimiento se enfrentan a un mundo distinto y este sentimiento se manifiesta inmediatamente.

Factores de otro orden también condicionan la aparición del pavor, por ejemplo, el que emerge a raíz de situaciones vividas, como la mordedura de un perro. Si un infante experimenta este dolor tendrá terror a los canes y no querrá acercárseles, probablemente por el resto de su vida, dice la presidenta de la Sociedad de Pediatría de Cochabamba, Julia Iriarte.

Aclara que el susto es un sentimiento de inseguridad posterior al nacimiento y a medida que los pequeños van creciendo “se va acentuando de acuerdo con su edad”.

En sus primeros años, los menores ya tienen miedo. Conocer el ambiente en que viven y a las personas que habitan en éste les genera reacciones de temor, por ejemplo, a los ruidos fuertes, la oscuridad, los gritos. Estas situaciones, muchas veces, los hacen sensibles, irritables, llorones y fastidiosos, indica Rosario Martínez, psiquiatra infantil de la Caja Nacional de Salud y docente de la Universidad Mayor de San Andrés.

Cuando son más grandes pueden llegar a sentir desasosiego hacia determinada situación, animal u objeto, como arañas, gatos, entre otros. “Hasta los cinco años, el pensamiento de los niños es mágico, creen en cosas místicas como duendes, muertos que se levantan, seres extraños que los observan; por tanto, los padres tienen que saber lidiar con estos temores para que no se conviertan en fobias”, expresa Martínez, quien subraya que, por lo general, las niñas son las que tienen más pavores.

De acuerdo con esta especialista, el miedo es el cuarto motivo más recurrente de consultas médicas (70% de los pacientes son niñas y 30%, niños); en primer lugar se encuentra el trastorno o déficit de atención e hiperactividad; segundo, las víctimas de violencia y tercero, los depresivos.

Las expertas coinciden en que muchas veces los miedos crecen con los pequeños, pero se revelan de forma distinta en la medida que van desarrollando, enfrentándose a cosas y situaciones nuevas. ¿Qué deben hacer los padres? Mostrar atención cuando sus hijos demuestren temor a algo y darles apoyo, afecto, seguridad, comprensión, tolerancia y mucho amor. Además, deben aprender a distinguir si es pavor o angustia, y enfrentarse a situaciones nuevas.

Si les resulta difícil detectarlo y la situación empeora, deberán buscar apoyo de un profesional en la materia.

Temores según la edad

1. De cuatro a seis meses tienen miedo a las personas desconocidas, ruidos, movimientos bruscos, entre otros.

2. De uno a dos años sienten temor a algunos juguetes, también a los payasos, por ruidosos, grandes, por su aspecto y colores.

3. Cuando llegan a los dos años hay padres que deciden llevarlos a la guardería; los infantes sienten pavor a la separación, a lo desconocido, a las personas y a encontrarse con otros pequeños.

4. De tres a cinco años, es decir, en la etapa preescolar, temen a la oscuridad, a dormir solos. Empiezan a tener fantasías, crear monstruos, fantasmas, personajes o animales.

5. Muchos de esos temores son inducidos por personas cercanas que, en pos de obtener obediencia en el comportamiento o en la alimentación, les hablan o asustan con personajes inexistentes como el “coco”.

6. De seis a 11 años comienzan a tener terror a los médicos, las inyecciones, la sangre, las heridas, a las críticas, las burlas, el fracaso y algunas veces a algún par.

7. Los niños de 12 a 15 años temen el rechazo de sus pares o del sexo opuesto, a los cambios en su cuerpo por la pubertad, a las críticas y a no encajar en algún grupo de amigos.

8. En cualquier caso, escucha, explícale que está a salvo, pero sin decirle que tal o cual situación no existe, ya que su miedo es real.

9. Abrázalo y busca recursos que lo tranquilicen. Por ejemplo, si le teme a la oscuridad, deja una lamparita encendida. Si tiene miedo a los fantasmas, ve con él a su habitación y muéstrale que no están. Es necesario que sepa que lo entiendes y lo proteges. Nunca le digas que miente.

Fuente: Julia Iriarte, Presidenta de la Sociedad de Pediatría de Cochabamba, y Rosario Martínez, psiquiatra infantil de la Caja Nacional de Salud.

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