domingo, 10 de enero de 2016

LOS PADRES SE DEBEN PREOCUPAR CUANDO PERCIBEN UNA RESPUESTA ANSIOSA EN SU HIJO SOBRE TODO SI ES REPETITIVA Y EXCESIVA

La ansiedad es un tipo de respuesta natural y necesaria para nuestra supervivencia. Sin embargo, cuando se presentan en exceso, dificulta el manejo de nuestras emociones y afecta significativamente la calidad de vida.

Una de las mayores dudas al respecto es ¿por qué algunas personas son más ansiosas que otras? Al respecto Raquel Rocha Escobar, PhD (C) en Arteterapia (Universidad Complutense de Madrid); Experta en Psicopatología y Psiquiatría: Especialidad en Intervención en Emociones negativas: Ansiedad, Ira y Tristeza (Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia) Madrid, dice que nuestra conducta viene determinada por la interacción entre factores biológicos que pueden ser hereditarios, factores ambientales, es decir la familia, el colegio, etc., y nuestra personalidad.

Los niños con trastornos de ansiedad suelen experimentar miedos intensos y preocupaciones en la mayoría de los casos innecesarios pero que son un hecho para ellos.

“La ansiedad es buena, de hecho, es necesario tenerla, porque en su justa medida, hace que nos coloquemos en estado de alerta para poder defendernos del peligro. Si aparece de repente un perro ladrando, y no hay ansiedad, la persona no estará alerta para defenderse o huir del peligro”, dice Rocha pero a tiempo asegura que se debe estar alerta para saber diferenciar cuándo se vuelve negativa o patológica.

Cuando la ansiedad cuarta la libertad del niño, no le permite jugar por determinados miedos o cuando no le permite relacionarse con otros niños o con adultos, y sufre por esto, es necesario buscar ayuda especializada.

“Sí la ansiedad no permite al pequeño desenvolverse en su casa, dentro de la escuela y con los amigos que conoce, o cuando tiene excesivas dificultades para dormir ya sea acompañado o solo, y cuando tiene algún tipo de trastorno al comer, se debe estar alerta”, dice la especialista a tiempo de reconocer que definitivamente la ansiedad es muy limitante para un niño, porque puede incapacitarlo completamente.

Es una emoción negativa que provoca mucho malestar, y muchas veces puede llegar a condicionar la vida de un niño.

“Como padres debemos estar muy pendientes y poder reconocerla a tiempo porque puede ser el origen de muchos problemas de conductas: como ser agresivo, tener ira contenida, o dificultades en el aprendizaje, dificultades para relacionarse, etc. Y además puede ocasionar en muchos casos que el pequeño se aísle, porque no entiende lo que le pasa y puede evolucionar o degenerar en algunas patologías como: las fobias, agorafobias, depresiones. Además de enfermedades fisiológicas como gastritis, ulceras o problemas en el corazón, entre otras”, dice.



FACTORES QUE INFLUYEN

“Hay niños que desde muy pequeños, desde que son bebés, muestran un temperamento, (esto es lo más innato que tenemos) más ansioso, más miedoso, tiene dificultad para adaptarse a los cambios, tiene trastornos o desordenes en la comida, en el sueño, le sudan mucho las manos y los pies”, explica Rocha.

Otros lo son por experiencias de un ambiente familiar, como por ejemplo cuando los padres son muy autoritarios o agresivos y hacen uso y abuso del castigo físico, o en padres alcohólicos, incapaces de poner límites o también en un ambiente escolar, donde hay mucha agresividad como el bullying de los compañeros de curso o de los profesores. Estos son factores que pueden incrementar la ansiedad, dice la experta.

También las ideas o pensamientos irracionales que los padres y/o abuelos transmiten a los niños como por ejemplo; “Si pierdo o si me porto mal no me van a querer”. Éstos son mandatos, o predicados que se fijan en nuestra mente y actúan de una manera mecánica e inconsciente. Todo esto puede incrementar la ansiedad de un niño o niña, asegura la especialista.

Lo más importante y que se debe destacar es que la repetición de las ideas o pensamientos irracionales o negativas de los padres o abuelos, genera mucha ansiedad cognitiva, es decir a nivel del pensamiento, son como ideas invasoras que actúan de una manera inconsciente.



SÍNTOMAS

Muchos niños presentan algunas putas de comportamiento como las que se acaban de mencionar pero puede haber otros síntomas que son un signo de que se padece ansiedad en diferentes grados por supuesto.

Tienen constantemente dolores de estómago o dificultades para digerir la comida.

Constantemente dolores de cabeza

Están frecuentemente agitados, con dificultades para respirar (descartando cualquier dificultad respiratoria por supuesto)

Son inquietos y dispersos, tienen muchas dificultades para concentrarse

Tienen tics o movimientos repetitivos en alguna parte del cuerpo o se comen las uñas.

Tienen determinados trastornos alimentarios, como comer poco o en exceso.

Son niños muy perfeccionistas y obsesivos con lo que hacen

Tienen dificultades para relacionarse con los demás

Tienen muchos miedos: a la altura, a los perros, a los aviones.

Tienen trastorno de sueño: dificultades para dormir

Si Usted detecta algunas de estas señales en su hijo, se recomienda acudir con un especialista. La buena noticia es que existen terapias o tratamientos que son muy efectivos.



ARTETERAPIA

Raquel Rocha en su consulta utiliza Arteterapia, ya que considera que es una herramienta muy eficaz y poco invasiva

“Los niños por medio de la pintura y el dibujo expresan muchas cosas que no pueden hacer o decir con palabras. Es un espacio, un refugio, un lugar seguro y de confianza, donde poder estar sin ser juzgados”, dice.

Rocha aplica una combinación de Arteterapia y terapia racional emotiva, que permite trabajar la ansiedad a nivel de pensamientos, ayudando a los pequeños a pensar mejor, de una manera más positiva y a dejar atrás creencias o ideas irracionales.

“Es como un diálogo que hacemos y racionalizamos todo, quitamos los afectos. Entonces, ellos se van con esa idea reestructurada, cambiada, por tanto su emoción ya no será negativa: ansiedad, ira o tristeza. Su emoción será más estable, más positiva. Éste es un entrenamiento que sirve para toda la vida, la mente empieza a pensar de esa forma más racional, entonces se sufre menos. Esa es la idea central de mi terapia”, explica la especialista.

También utiliza la relajación progresiva muscular, la respiración abdominal, que les ayuda a desactivar el sistema nervioso autónomo y a estar más relajados.

“Con estas tres herramientas tenemos muy buenos resultados en pocas sesiones, con 6 a 8 ya logramos muy buenos resultados”, dice.

En el caso de que la experta observe que el tipo de ansiedad es más motora, esto quiere decir que el niño tiene dificultades para relacionarse, entonces combina estas herramientas pero además ayuda a desarrollar sus habilidades sociales, en terapias grupales.

“Mis terapias en principio son individuales y luego de verlos unas sesiones, normalmente las hago grupales, porque es así como funciona más, ya que los niños se dan cuenta que no sólo les pasa a ellos (el no poder manejar la ansiedad o la ira) y que es más común de lo que ellos creen.

“Ellos mismos racionalizan, se ayudan y entienden lo que les pasa y aprenden a sentir e identificar esa emoción en el cuerpo. Esto es un gran avance para que luego con las herramientas puedan manejarla de una manera muy natural. Es como un entrenamiento”, explica Rocha.



CONSECUENCIAS CUANDO NO SE TRATA

Para la especialista es fundamental no dejar que la ansiedad se desborde y sea ya limitante para el niño, es decir que le impida desenvolverse con naturalidad.

“Todos los niños sin excepción alguna, se les debe enseñar desde muy pequeños a sentir sus emociones, diferenciarlas y poder manejarlas. Nosotros en nuestro espacio PROPIUM, tenemos talleres permanentes de manejo de las emociones negativas, es un tema central para nuestros niños, ya que aquel que aprende a manejar sus emociones jamás tendrá dificultades con la ansiedad, la ira y/o tristeza. Recomiendo a los padres mandarlos antes como una manera preventiva o de aprendizaje”, dice.

Evidentemente muchas veces los padres no se dan cuenta o no quieren admitir que su pequeño ya tiene dificultades severas para controlar su ansiedad, ira o tristeza.

“Nunca es tarde para aprender a manejar nuestras emociones, pero es necesario buscar ayuda porque la ansiedad severa o patológica es muy discapacitante para un niño y a la larga puede generar trastornos mayores”, concluye la especialista.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario