miércoles, 4 de noviembre de 2015

‘Niños... ¡Me caso!’

Vas a volver a casarte y ha llegado el momento de compartir con tus hijos tu decisión: lo importante es que lo hagas con tino y sobre todo generando armonía y orden para la convivencia futura.

Ten en cuenta que para un niño es doloroso que papá o mamá tenga una relación con alguien que no es su progenitor, más si formaliza y contrae nupcias. Este romance hace que tu hijo pierda la ilusión de ver a sus padres juntos y en familia. Pero es posible lograr paz y estabilidad.

El primer paso es explicarle que una relación de pareja es un asunto entre adultos, en este caso de sus padres. Déjale en claro que lo que terminó fue el vínculo que tenían como hombre y mujer, pero no el de papás, dile que este lazo es indisoluble y que nadie reemplazará jamás a su papá o su mamá; ésta es una sugerencia a partir de las Constelaciones Familiares de Berth Hellinger en sus textos.

En criterio de la terapeuta familiar Sherezada Exeni, “los padres deben ser claros en explicar que cada persona tiene un rol y es responsable de su felicidad. La decisión de elegir y formar pareja es de adultos, pues con el tiempo los hijos se independizan y por sí mismos eligen las situaciones y personas que aportarán a su bienestar”.

El segundo paso es darles la noticia de la boda y hacerles saber que convivirán con tu pareja. Claro que anteriormente debes haber generado una relación amistosa y de respeto entre tus hijos y tu nuevo amor.

Ese vínculo se crea con quien tienes planes serios y formales. “La madre o padre no debe presentar a las parejas ocasionales, pues desestabiliza y confunde al niño, hasta puede hacerlo sufrir”, recomienda el psicólogo Juan José Vargas.

“Es importante que el niño se sienta amado y seguro. Hazle saber que no lo dejarás de querer y que él tiene un sitio en tu corazón y tu hogar como hijo”, incide Vargas.

La adaptación del hijo a la nueva pareja dependerá de la edad del niño, ya que mientras más pequeño sea será más sencillo lograrlo, añade el psicólogo. Eso sí, es importante que el novio o novia estén abiertos a construir una relación con tus hijos, que les demuestre afecto, sin querer sustituir al padre o la madre.

El lugar del ex o la ex

De inicio, la nueva esposa o esposo debe ocupar su lugar y hacer el rol de pareja, sin intentar suplantar al padre o madre de tus niños. “Sea cual sea la circunstancia, los niños deben respetar a sus progenitores y por más cariño que le tengan a la nueva pareja, ésta no es quien les dio la vida”, dice Exeni

Desde el principio, sé natural con tus hijos y con tu pareja. Lo recomendable es que la llamen por su nombre y evita expresiones como “él es tu nuevo papá” o “ella va a ser tu segunda mamá”. Esas afirmaciones le crean sentimientos de deslealtad hacia su madre o padre biológicos.

Tampoco le prohíbas hablar de tu ex delante de tu actual pareja ni obviarla en situaciones donde participa el padre o la madre de tus hijos, se lee en el portal www.crecerfeliz.es.

La convivencia

Pensar en un nuevo matrimonio implica planear el día a día. En ese sentido cabe acordar reglas entre tú, tus hijos y él o la nueva integrante de la familia. Esas “normas” deben partir de acuerdos a los que llega la pareja y se transmiten a los niños. Si tienes tiempos marcados con tus niños, como por ejemplo salidas semanales o compartir algún programa de televisión semanal, mantén esa rutina y crea otras incluyendo a tu pareja.

Cuando en una familia reconstituida hay niños por ambas partes, lo ideal es lograr que todos se lleven bien. “El mejor modo de hacerlo es organizar actividades no competitivas en las que desempeñen un papel. Evita las comparaciones y trátalos por igual. Si hay que llamar la atención a alguno de los niños, conviene que lo haga el progenitor, salvo que se haya consensuado tratar a los hijos de ambas partes como propios”, explica Exeni

Ten en cuenta que para quien se une a ti, tampoco es fácil la adaptación a tu rol de mamá o papá. Pero, “a medida que los lazos se van fortaleciendo participará activamente en su crianza”, indica Vargas.

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