domingo, 25 de octubre de 2015

Benjamín y Adela perdieron sus viviendas por confiar en sus hijos

"Confianza ni en la camisa". Benjamín, de 80 años, resume con esta frase la "traición" que asegura haber sufrido por parte de su hijo menor Hugo, de 37 años, quien le habría despojado de su hogar.

El octogenario recuerda, todavía con cierta amargura, que hace cinco años dejó al cuidado de su hijo la vivienda que él y su esposa habían construido en sus años mozos. El motivo, debía viajar con urgencia al exterior para realizarse unos exámenes de salud y su estancia en Argentina se prolongaría por al menos un año.

Y como la familia de su hijo menor "vivía como gitana", trasladándose de un lado a otro, Benjamín no dudo en pedirle que ocupe la vivienda, al menos por el tiempo que él estaría ausente.

Benjamín afirma que le entregó a su hijo las llaves de su hogar, los documentos de propiedad y, sobre todo, su confianza.

"Qué padre puede desconfiar de su propio hijo, se supone que mi casa no podría haber estado en mejores manos, pero ahora veo que estaba muy equivocado", se lamenta el adulto mayor, que ahora ocupa un departamento de 60 metros cuadrados en la zona oeste de la ciudad.

Cuando Benjamín regresó de Argentina, con la idea de compartir con su hijo la vivienda, recibió lo que él considera "una puñalada". Hugo no le permitió ingresar a su hogar con el argumento de que ahora le pertenecía a él.

El afectado explica que su hijo, de alguna forma, fraguó papeles y firmas, e hizo figurar como si él le hubiera vendido su bien inmueble, cuando en realidad eso nunca ocurrió.

Benjamín inició un proceso en la justicia en contra de su hijo, pero hasta la fecha no ha prosperado, por lo que tuvo que tomar en anticrético un departamento.

CON SU ROPA PUESTA

Adela tiene 83 años, se desplaza con cierta dificultad en una silla de ruedas porque sus piernas se han debilitado en los últimos meses. Una cicatriz en su rodilla le recuerda, además, el grave accidente que tuvo cuando era una joven maestra.

Gracias a su trabajo y al de su esposo logró construir dos casas, una en Tiraque y otra en Cochabamba. En esta última vivía con su compañero y sus tres hijos.

La mujer relata escuetamente que primero perdió su casa de Tiraque. Algunos dirigentes, en complicidad con uno de sus familiares, fraguaron los papeles de su vivienda y lograron rematar la misma. Una vez que ella inició un proceso, sus vecinos que la conocían desde hace muchos años declararon que nunca la habían visto.

En noviembre de 2012, la muerte de su esposo fue otro duro golpe para esta mujer de la tercera edad.

Sin embargo, el infortunio de Adela estaba lejos de terminar. Cuenta que dos de sus hijos le convencieron de cobrar el dinero que había entregado para un anticrético al dueño de una vivienda, con la promesa de que ellos le ayudarían a conseguir una casa en alquiler.

Y cuando el dinero fue devuelto, uno de sus hijos se quedó con él.

La mujer perdió los seis mil dólares y fue echada de la casa.

"No me dejan sacar mi ropa, menos mi cama. Ahora tengo que dormir en la cama de uno de mis nietos", asegura Adela, quien pide a las autoridades interceder por ella y castigar a los responsables de su desgracia.

"Estoy pasando lo indecible, de qué me sirve haberme construido una casita en Tiraque y otra en Cochabamba. Me han botado, por eso lloro y rezo mi rosario, pero no tengo justicia", afirma la mujer.

Sedeges recibe tres casos cada día

El Servicio Departamental de Gestión Social recibe como promedio tres denuncias de maltrato a adultos mayores cada día, informó la trabajadora social, Magaly Pérez.

La funcionaria del Sedeges lamenta que el número de adultos mayores crezca, pese a que están vigentes varias leyes que protegen a este sector.

Adultos mayores sufren traumas

Cuando los padres son despojados de sus bienes sufren traumas que les marcan por mucho tiempo, afirma la trabajadora social del Sedeges, Magaly Pérez.

“Cuando los abuelos se ven en la calle entran en shock, pero después se olvidan y no se acuerdan siquiera de sus hijos, como una forma de defensa”, afirma.

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