miércoles, 9 de septiembre de 2015

Riesgos de sobreexigir al adolescente

Si el adolescente saca un 75 en el examen, le instan a esforzarse para que la próxima vez sea un 90. Y si logra un 90 le reclaman un 100. Esto es debido a que en la actualidad existen muchas familias que presionan a sus hijos, especialmente en el ámbito académico. ¿Quiere saber cuáles son los riesgos de sobreexigir a los muchachos?

¿Por qué les sobreexigen?. El psicólogo Jorge Alex Pedraza indicó que "es común escuchar hablar entre padres acerca de cuán orgullosos se sienten acerca de los logros y méritos de sus hijos, esto es muy sano según la teoría de las expectativas, ya que cuanto mayores y mejores expectativas tengan los padres hacia el chico, mejor paraguas de autoconfianza le brindarán. Sin embargo, esto se complica cuando se convierte en una especie de reto donde la sobreexigencia hacia el muchacho le incita a lograr una competencia desmedida por ganar, denotando la frustración insana de un ego paterno que vive ya no en sí mismo, sino a través de la vida de su hijo".

Rebelde. El psicólogo Eduardo Sánchez mencionó que el adolescente se rebela contra lo establecido, debido a que no tiene libertad para elegir.

Estrés. Pedraza comentó que los progenitores al proyectar sus propias frustraciones y miedos al fracaso, solo lograrán estresar excesivamente a su hijo.

Salud. Entre los riesgos están el agotamiento, ansiedad, "el muchacho se vuelve irritable, la agenda la tiene tan saturada en todos los niveles que puede llegar a enfermarse", señaló Sánchez.

Alerta. Pedraza explicó que si el muchacho no encuentra los mecanismos defensivos apropiados, tomará el camino equivocado, recurriendo en muchos casos al abandono del deporte o disciplina, al aislamiento, depresión, fatiga emocional o las adicciones sean estas a través de drogas, sexo, comida entre otras.

"robot". "Si el muchacho o muchacha tiene una agenda tipo robot, cuando no exista ese control se convertirá en una persona dependiente", puntualizó el profesional.

Recomendaciones. "Es fundamental mantener un sano equilibrio entre los intereses del adolescente propios de su edad, estado cognitivo y afectivo, saber que existe una línea entre lo que le puedes exigir como padre y aquello que él mismo debe empezar a autoexigirse desde su propia madurez cognitivo emocional. Por ello, en la adolescencia las actividades deberán ser consensuadas antes que impuestas, realizando un seguimiento en base al cariño y no una disciplina impuesta solo en base al control", sostuvo Pedraza.

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