sábado, 19 de septiembre de 2015

Niños que no comen. ¿Qué hacer si el niño no tiene apetito?

Los niños y la comida no siempre se llevan bien. Como los adultos, los niños pasan por temporadas en las que comen estupendamente, y otras en las que no lo hacen tanto.

Evolutivamente los niños tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia, así que es natural que sean reacios a probar alimentos nuevos, lo harán poco a poco y en pequeñas cantidades.

A medida que van creciendo, los niños tienen cada vez más estímulos, a la par que más obligaciones, y abandonar sus ratos de ocio (juegos, amigos, tele…) para comer no es algo que les apetezca, por lo que suele ser de utilidad mantenerse fieles a unas rutinas y horarios establecidos. Es importante también mantener ciertos hábitos:

- Comer juntos en la mesa, sin televisión o juguetes que nos distraigan e integrando al niño en nuestra conversación en la mesa. Toda la familia se queda en la mesa hasta que se termina de comer, estableciendo un tiempo límite. No se puede estar dos horas removiendo el plato.

- Enseñar con nuestro ejemplo, comer despacio, masticar correctamente, mantener una dieta variada y equilibrada.

- Poner en el plato lo que el niño come, no llenarlo excesivamente esperando que se coma cantidades industriales, no merece la pena, lo pasaremos mal nosotras y se lo haremos pasar mal al niño. Siempre puede pedir más si se lo termina.

- Evitar comer entre horas, sea lo que sea. Es muy útil detectar en que momentos el niño empieza a tener hambre y en base a eso establecer los horarios en que tomará sus comidas y snacks. Por supuesto evitar las chuches y el chocolate, que no deben comerse más que de vez en cuando.

- No hacer comidas especiales, toda la familia come lo mismo, a unos les gustará más el menú de un día y a otros el de otro, para gustos, colores. Es evidente que el día que le guste menos, comerá menos, todos lo hacemos y hemos de respetarlo.

Se deber recordar que obligar no es la solución, así como tampoco lo es gritar o castigar, sobornar, ni guardar la comida para la merienda o la cena. Cuanto más tranquilos estemos mejores resultados obtendremos.

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