jueves, 16 de julio de 2015

Mi hijo rompió con su pareja

Las rupturas sentimentales son siempre un shock y producen dolor aunque ya sean un asunto que se veía venir por crisis previas y desavenencias continuas. Una cosa es ir intuyendo que la relación no puede ser y otra encontrarse en medio de un cambio drástico en la vida. Cuando es un hijo quien pasa por el trance, las madres queremos protegerles de ese dolor del corazón partido; quizás porque, la que más o la que menos, sabe lo duro que es.

Los hijos que confíen en sus madres, acudirán a ellas de inmediato en busca de consuelo y desahogo. Sin embargo, hay cosas que no deben decirse ni hacerse, cuando él o ella acaban de romper con su pareja.

LO QUE NO DEBES HACER ANTE UNA RUPTURA DE PAREJA DE UN HIJO

No hagas de lo ocurrido un acontecimiento familiar. Intenta hablar primero a solas con tu hijo, y que sean él quien decida cuándo y cómo comunicarlo al resto de la familia. Cuanto más respetes sus tiempos de asumirlo, más confiará en ti.

No quieras sonsacarle las palabras, déjale a su ritmo y que cuente lo que desee. Acabará por explicarte todo, pero en el primer instante sólo querrá sentirte ahí, apoyándole en silencio. Es su momento, déjale desahogarse hablando; casi habla más para sí mismo que para ti. Le servirá de mucho tu prudente apoyo.

No hagas una tragedia griega del problema, pero tampoco contengas tus emociones como si no pasara nada. Abrázale y facilita que salga toda esa emocionalidad que lleva dentro y quiere contener por orgullo o pudor. Unas lagrimitas en común por el adiós al pasado no harán daño a ninguno de los dos. Y llorar alivia mucho la tensión.

No critiques a su ex pareja. Esa persona le habrá aportado cosas valiosas que es justo seguir teniendo en consideración aunque hayan tenido diferencias entre ellos. Esos asuntos deben juzgarlos ellos; quienes les amamos, sólo podemos estar atentos para rescatarles de caer en el rencor o en el sentimiento de fracaso. Cuanto más natural lo vea todo, cuanto más comprenda que todo está bien y que necesita tiempo para verlo en perspectiva, mejor superará la separación.

No le digas “ya te lo avisé”, “no debiste seguir con él (o ella)”, “siempre me pareció esto o aquello”. Por acertada que estuvieses, no interesan tus opiniones personales sobre su ex pareja en este momento. Seguro que tu hijo se hace ya suficientes reproches.

LO QUE SÍ DEBES HACER

Aprovecha la primera frase positiva que le escuches decir para seguir la conversación lejos del tema del pasado. Dale seguridad, dile que es normal que se sienta mal, pero que pronto se sentirá mejor, que debe centrarse en el presente, y anímale a descansar y hacer planes para el futuro. Sin duda, le será más fácil pasar la página si siente que se abren nuevas oportunidades y que puede recuperar antiguos planes que dejó de lado por vivir en pareja.

No es fácil ver a un hijo pasar por esos trances, pero hay ciertos aspectos que son inevitables:

La ruptura de la pareja es una vivencia que, aunque dolorosa y desagradable, no es grave.

Es necesario relativizar la situación sin desatender los sentimientos del que sufre de desamor.

Los pequeños gestos de afecto y cercanía se agradecen cuando alguien está en esa situación, pero sin continuas caras de compasión o tristeza, ni darle vueltas innecesarias a las cosas.

El tiempo lo cura todo, suele decirse, pero hay que esperar que pase y, mientras tanto, paciencia, cariño y mucha mano izquierda para afrontar los altibajos emocionales que sin duda irán llegando.

Las mamás sabemos que los hijos superarán ese momento, que le esperan muchas cosas buenas en la vida, que son más fuertes de lo que creen en el momento de la crisis, pero ellos no lo sabrán hasta que lo hayan vivido. Lo mejor es dejarles pasar el duelo y demostrarles que no están solos, que es importante el día a día, que pueden recuperar esa dedicación a sí mismos que habían ocupado en dedicarle a la pareja.

Cuando quieras ayudar a tu hijo en su dolor por una relación rota, dale su espacio, permite que se desahogue sin aconsejar, anímalo a hacer actividades o salir con los amigos, simplemente sé el apoyo incondicional que necesita. No hay más. Paso a paso, como cuando empezaban a caminar y, de pronto, se caían al suelo… allí estabas tú para ayudarle a levantarse y seguir andando.

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