lunes, 6 de julio de 2015

Educación consciente Un método integral

UN NUEVO MÉTODO

PARA LOS MÁS PEQUEÑOS

Vivimos en una sociedad acelerada, lo que puede repercutir de manera negativa en los niños si los padres no conceden el tiempo necesario a cada una de las etapas del crecimiento del pequeño.

El problema, explica Joaquín Ortega, director y fundador de “El Sitio de Tu Recreo”, es que “muchos padres están deseando que el niño empiece a caminar y, cuando lo hace, ya están impacientes porque diga sus primeras palabras. Hay que disfrutar cada momento y dejar que el niño vaya desarrollando poco a poco cada una de sus fases de desarrollo. Sin prisas”.

Ortega añade que, por su experiencia, ve a muchos padres con hijos de dos y cinco años que juegan casi todo el tiempo al juego del hermano mayor, por lo que el más pequeño se ve ”obligado” a esforzarse al máximo para poder formar parte de un juego que no es acorde a su edad.

Para este experto, falta una atención plena e integral de las necesidades específicas que demandan los niños pequeños.

Por ello, lo que se denomina como “crianza consciente” plantea como primera pauta para conseguir la felicidad de los pequeños, tratar de escuchar e interpretar, sin juicios, cuáles son sus necesidades. Y atenderlas. “De lo contrario conseguiremos niños hiperactivos, con un alto nivel de nerviosismo y con un gran desequilibrio”.

En este sentido, Joaquín Ortega, explica las 10 pautas básicas que contribuirán de manera decisiva a que los pequeños se desarrollen con alegría, confianza y salud y se conviertan en niños sanos emocional, física y cognitivamente.

Atención plena: el niño ha de reconocer a sus padres como personas 100 por ciento interesadas en su vida. Esa será la base para que confíe en sus valores.

Acompañamiento: nuestro mayor trabajo como padres, es generar esa seguridad al niño desde el acompañamiento sin caer en dirigir su vida.

Respeto: la opinión del niño importa. Hacerse entender es también trabajo nuestro.

Sinceridad: desde la verdad alcanzamos valores más seguros para el niño. La sinceridad le hace caminar más tranquilo a la hora de alcanzar sus objetivos y afrontar sus procesos de frustración.

Humildad: tanto para padres como para niños. La crianza es una carrera de fondo: a veces no hacemos las cosas de la mejor forma pero solo con el amor de ser padres se resuelven muchas cosas. Para los pequeños, igual.

Si no hacen algo bien, se les dice, pero no se les machaca.

Entorno saludable: un ambiente positivo es beneficioso para todo ser humano, pero en el caso de los niños más debido a su capacidad de recepción sensitiva.

Alimentación saludable: el comer comida sana y apropiada para la edad del niño es muy beneficioso por la alimentación en sí pero también porque lanzamos un mensaje importante de consciencia y de cuidado en su educación.

El alimento saludable para el niño indica el respeto de esos padres hacia el crecimiento de ese niño.

Descanso: a la hora de dormir al bebé, es muy importante la presencia familiar. Desde el preparado de la cuna o cama -con sábanas de algodón o lino y mantas de lana, evitando lo acrílico- el pijama, también de buen algodón y la lectura de un cuento por parte del padre.

Juego: mucho juego. Generemos un ambiente lúdico, seamos conscientes de la edad de nuestros hijos y de qué juegos le vienen bien para su desarrollo, motor, cognitivo y sensorial.

Observación: mediante la observación reconoceremos mejor a nuestro hijo. Nuestras vidas van muy deprisa pero debemos encontrar tiempo para estar presentes en su vida. Cuanto más los reconozcamos más fácil será ayudarlos y hacerles sentir en un ambiente de confianza.

RECUERDOS NEGATIVOS



La psicóloga Ruth Giménez sostiene que la crianza no es solo cuestión de información, sino de emoción. La educación de nuestros hijos nos pone en contacto con la forma en que fuimos criados y es fácil que caigamos en repetir patrones de comportamiento que nos parecen inadecuados, pero que en momentos de estrés y tensión nos resulta difícil controlar, pero de nuevo el hecho de ser “conscientes” de esto, nos ayudará a que estas situaciones no se repitan.

Por otro lado, los autores del libro “Ser padres conscientes” Daniel Siegel y Mary Hartzell, tienen muy claro que “las posibilidades de establecer una comunicación eficaz que transmita seguridad a nuestros hijos aumentan en la misma medida en que damos sentido a las experiencias de nuestra propia infancia.

La comprensión de nuestra propia vida nos ayuda a integrar las experiencias infantiles -positivas o negativas- aceptándolas como parte de nuestro propio bagaje vital”. Y nos dicen que no podemos cambiar los acontecimientos de nuestra infancia, pero sí que podemos cambiar la visión que tenemos de ellos.

Para ello, necesitamos cobrar consciencia de nuestras experiencias presentes y ver de qué forma pueden estas estar condicionadas por los eventos pasados.






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