jueves, 28 de mayo de 2015

Reduce los comportamientos agresivos de tu hijo

Forman parte del crecimiento normal y suelen ser frecuentes en la edad preescolar. Para lograr controlarlos, los pequeños necesitan la ayuda activa de sus padres, los cuales deben enseñarles a adoptar las conductas correctas.
12 maneras para prevenir el acto agresivo

Es posible intervenir para evitar que las actitudes agresivas se intensifiquen y ayudar a los menores a utilizar otras formas para expresar su frustración o enojo.

Modelo

Los padres son el modelo a seguir para sus hijos. Por eso, es fundamental que controlen sus conductas cuando se enfrentan a una frustración y no reaccionen con agresividad. De lo contrario, el pequeño puede copiar estos comportamientos. No dudes en hablar con tu familia para poder expresar tu enojo sin ser agresivo.

Enseñanza

Los niños necesitan que sus padres les enseñen cuáles son los comportamientos aceptables y los que son inadmisibles. De esta manera, explica a tu hijo que no debe utilizar la agresividad para obtener lo que desea y que nunca puede pegar, golpear, morder o arañar a un compañero. Asimismo, no permitas que esté agresivo contigo o con alguien del núcleo familiar. Toma en cuenta que esta enseñanza toma tiempo y requiere muchas repeticiones de tu parte. Por lo tanto, debes ser paciente para obtener resultados duraderos.

CUENTOS

Es importante leer cuentos a tu hijo para poder conversar con él sobre las reacciones de los personajes. Intenta ayudarle a descifrar los comportamientos de cada uno y pregúntale cuáles son las mejores conductas que podrían adoptar para controlar sus sentimientos. Luego, compara estas actitudes con situaciones que ha vivido el pequeño para lograr mejorar su proceder en la vida cotidiana.

ESPACIO

Es indispensable habilitar un espacio en tu casa para que tu hijo pueda jugar sin tener que prohibirle tocar ciertos objetos que podría romper. De esta manera, no se sentirá continuamente cohibido y estará más tranquilo. Explícale que este lugar es suyo, mientras que en otras habitaciones del hogar, debe respetar reglas preestablecidas. Esto permite limitar los periodos repetitivos de frustración.

JUEGO

Organiza sesiones de juego con tu hijo y sus amigos en las cuales estés presente para ayudar al pequeño a enfrentar de manera positiva las frustraciones (causadas por tener que compartir sus juguetes, por ejemplo) y desarrollar su sensibilidad hacia los demás. Incítale a adoptar una conducta altruista. Luego, cuando estés a solas con el niño, habla de las sensaciones que ha percibido para que pueda abrirse contigo.

GUIONES

Inventa guiones en los cuales las personas sienten frustración. Por ejemplo, una historia en la cual una niña está jugando con una pelota y su compañero se la roba. Pide a tu hijo que imagine cómo reaccionaría la pequeña. Según su respuesta, ayúdale a elegir una actitud adecuada para que pueda controlar sus sentimientos en situaciones de la vida que tendrá que enfrentar. Este ejercicio permite que los niños experimenten diferentes tipos de emociones, incluyendo el enojo y puedan encontrar una respuesta positiva a la frustración ocasionada.

FELICITAR

Debes felicitar a tu hijo cuando ha reaccionado de manera positiva en una situación que hubiera podido ocasionarle agresividad. De esta manera, el pequeño sabrá que ha elegido el comportamiento adecuado. Las felicitaciones permiten reforzar estas actitudes y limitar las conductas agresivas a futuro.

EDUCACIÓN

La educación de los padres es esencial. Nunca debes agredir a tu hijo físicamente o verbalmente, ya que esto favorece el desarrollo de agresividad en el pequeño. Intenta calmarte y reaccionar de manera positiva. También debes ser firme en los límites que le pones. No olvides que los niños necesitan constancia para entender las normas que deben respetar.

COMPRENSIÓN

Es fundamental intentar entender las razones por las cuales tu hijo se pone agresivo. Puede ser su forma de querer afirmar su autonomía o porque se siente frustrado. También es posible que se vuelva agresivo debido a que sus compañeros adoptan este comportamiento en su presencia. Toma en cuenta que la clave para disminuir las reacciones agresivas del pequeño consiste en ser comprensivo y hablar con él para encontrar una solución. Una vez establecida la causa, podrás efectuar cambios notables en su conducta.

SENTIMIENTOS

Ayuda a tu hijo a describir lo que siente. Por ejemplo, dile que notas que está enojado porque no lo has dejado hacer lo que quería. El pequeño necesita saber que un adulto lo comprende y puede hablar con él de todos los sentimientos que tiene. De esta manera, podrán encontrar juntos una forma adecuada de expresarse sin tener que recurrir a los comportamientos agresivos.

REGLAS

Tienes que instaurar la regla de que nunca se debe herir físicamente o verbalmente a un ser vivo, ya sea a una persona como a un animal. Es primordial destacar que los niños que son agresivos con las mascotas suelen tener también comportamientos inadecuados con su entorno. Los padres no deben olvidar que esta enseñanza se efectúa desde que su hijo nace y se repite constantemente para que logre asimilarla.

AYUDA

Generalmente, a partir de los 3 años de edad, los niños empiezan a controlar mejor sus sentimientos y logran adoptar conductas adecuadas. Sin embargo, si a pesar de tus esfuerzos, tu hijo se muestra agresivo, es necesario pedir ayuda profesional a un psicólogo o psicoanalista para que el pequeño aprenda a controlar sus emociones y reaccione de manera pacífica.

Razones que fomentan esta actitud

Antes de los 3 años de edad, suele ser una impulsión que origina la agresividad, es decir que el niño no es agresivo con el objetivo de herir a alguien. Por lo tanto, utiliza este comportamiento cuando quiere algo. Generalmente, recurre a la agresividad física (morder, golpear o empujar) para llamar la atención. En la edad preescolar, el infante es más calculador y puede utilizar la agresividad verbal, ya que maneja mejor el lenguaje, es decir que suele ridiculizar e insultar a algunas personas para obtener lo que desea.

Las principales razones que fomentan las actitudes agresivas (verbales y físicas) consisten en la falta de atención por parte de sus padres. Asimismo, algunos niños no aceptan la frustración y el hecho de compartir sus pertenencias. También pueden copiar el ambiente familiar cuando son testigos de conflictos recurrentes, ya que piensan que la agresividad es una reacción normal para solucionar los problemas. Es importante destacar que un niño puede volverse agresivo cuando está preocupado, ya sea por la llegada de un hermano menor, una separación, mudanza o duelo. En este caso, intenta adaptarse a los cambios, pero de manera errónea.

Es fundamental que los padres reconozcan precozmente los comportamientos agresivos para poder detenerlos.

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