jueves, 19 de marzo de 2015

El papá moderno

¿Cómo cambió la vida para el nuevo papá? La paternidad claramente ha cambiado desde que los padres tenían la misma probabilidad de despertarse por la noche que dar a luz. Hoy ya no es así. Incluso el príncipe Guillermo demostró en una entrevista con CNN que los padres modernos están más y más involucrados y no lo cambiarían por nada. Y es que los padres de hoy comprendieron la importancia que tiene, tanto para los pequeños como para ellos mismos, la relación con sus hijos.

En M entrevistamos a papás modernos, y todos coincidieron que cuidan más a sus hijos (y hacen más tareas del hogar) que su papá y abuelo.

“Mi papá nunca me cambió un pañal, no lo creo, y realmente nunca hizo muchas de las tareas del hogar para ayudar a mamá”, dijo Raúl. “Hago esas cosas… y tampoco creo que sea inusual en ese sentido”.

Eduardo cree que amigos de la familia, que son mayores que él, se sorprendan un poco. “Soy el que cambia los pañales, hace eructar al bebé, juega o da de comer… y creo que es totalmente diferente para ellos. Es evolución en una forma muy buena”, dice.

Hoy, en la mayoría de los casos, el padre es una figura presente, cambia pañales, hace la comida y hace turnos con la mamá cuando el bebé llora por las noches.

Se los suele llamar padres modernos para marcar la diferencia con los de antes, que se mostraban como proveedores, y que dejaban la crianza (y cuidado) de los hijos en manos de la madre.

Equilibrio vida-trabajo

Aunque a menudo hablamos sobre la cuestión del “equilibrio vida-trabajo” principalmente como un fenómeno de la madre trabajadora, los papás entrevistados dejaron en claro que también es una cuestión del padre trabajador.

“Tradicionalmente, el padre es el proveedor, pero también emparejas eso con la expectativa social adicional de que estamos más involucrados en la crianza de los niños”, comenta Raúl, que tiene dos hijos.

Los padres: ¿la pieza olvidada del rompecabezas?

La pregunta es: Con todo lo que los padres hacen ahora, ¿les damos suficiente crédito; nosotros como sociedad en general, madres, mujeres, medios, etc.?

Un padre comentó que las personas a menudo se enfocan en cómo están el bebé y la mamá, y dijo que aunque eso tiene sentido físicamente, los efectos emocionales de la paternidad en los padres son pasados por alto.

“Cuando nace tu bebé, nadie va a preguntarte cómo estás, así que yo voy a asegurarme de hacerlo”. Y tiene razón.

Gracias a los cambios culturales y sociales en las últimas décadas, muchos padres alteraron las maneras en las que se relacionan con sus hijos. Los papás modernos hoy están incentivados a mejorar como padres, involucrarse más en la crianza y formar vínculos fuertes con sus hijos.

El poder de los papás

La importancia de la hora del juego. Estudios demostraron de manera consistente que la forma más común en la que los padres interactúan con los hijos es jugando, mientras que las mamás le dan más importancia a la planeación y organización.

Se ha demostrado que el juego enseña a los niños a controlar su cuerpo al igual que sus emociones, incentivándolos a tomar riesgos y a ser ambiciosos a largo plazo. Incluso, la manera en la que los papás cargan a los niños, hace la diferencia. Melanie Horn Mallers, profesora en la California State University, dijo al Huffington Post que los papás suelen sostener a sus hijos mirando hacia el mundo, a diferencia de las mamás que los alzan mirando hacia ellas. Este pequeño detalle, incentiva a los hijos a tomar riesgos, lo que puede traerles beneficios a largo plazo en términos de su habilidad para relacionarse con su entorno, tener más confianza en si mismos, resolver problemas y manejar el estrés.

De acuerdo a Mallers, las madres se enfocan demasiado en protegerlos del mundo, mientras que los padres, que también transmiten el sentido de protección, comunican a sus hijos (a través del lenguaje verbal y la manera en que los sostienen en los brazos) que: “El mundo es seguro. Ahora ve tú y explóralo”, dice esta experta.

El rechazo de un padre deja huellas profundas. Ronald Rohner estudia las relaciones entre padres e hijos desde los 60s. En su investigación, Rohner descubrió que el amor del papá contribuye al desarrollo de la personalidad del niño (incluso más que la de la mamá). Específicamente, el rechazo del padre puede llevar a problemas de comportamiento en el niño, lo que resulta en sentimientos de inseguridad, ansiedad y hostilidad, y puede llevar, eventualmente, al abuso de drogas y alcohol u otro tipo de adicciones. El rechazo de un padre también puede dificultar la habilidad del niño para formar relaciones saludables y cercanas.

Sin embargo, Rohner no es el único experto que encontró que el amor de un padre (o la falta) tiene repercusiones en el desarrollo del niño. Un estudio de 2012 encontró que los hijos que tienen buena relación con sus padres manejan mejor el estrés que los hijos que no comparten una relación cercana. Esto está vinculado al tiempo de calidad y juego que comparten padre e hijo, lo que ayuda al niño a desarrollar habilidades para resolver problemas y manejar el estrés.

El tiempo compartido importa. El tiempo de calidad con el papá puede mejorar la habilidad de un niño a conectarse con otros de manera positiva. Richard Koestner, psicólogo de la McGill University, estudió los resultados de una investigación de la Universidad de Yale en los 50s y concluyó que mientras menos tiempo pasa el padre con su hijo, menos empático será el niño. La clave para la empatía está en la calidad del tiempo compartido, no la cantidad.

La hormona del amor. La madre no es la única que segrega hormonas durante el nacimiento del bebé. Los papás también lo hacen. Estudios sugieren que los papás tienen niveles altos de oxitocina (la hormona del amor) durante las primeras semanas del recién nacido. La oxitocina fomenta el vínculo entre el padre y el bebé, haciendo que le padre esté más presentes e involucrado, de acuerdo a un reporte de Live Science de 2010.

No solo eso, existen otras fluctuaciones hormonales importantes: hay una caída del 30% en los niveles de testosterona durante las tres primeras semanas de vida del bebé (lo que da rienda suelta a su naturaleza paterna y elimina todo tipo de comportamiento agresivo). Adicionalmente, mientras esperan que sus bebés nazcan, los padres experimentan un aumento en los niveles de cortisol (la hormona del estrés), que también promueve el vínculo, y la prolactina, la misma hormona que segregan las madres para dar de lactar.



10 características de un papá moderno

Queremos celebrar a aquellos padres, tanto casados como solteros, que no se han quedado en el pasado, rompen los estereotipos y se arriesgan por sus hijos.

1. No tienen problema con cambiar pañales constantemente.

2. Se hacen el tiempo para jugar con sus hijos y sorprenderse con ellos.

3. Cocinan (aunque sea arroz y pastas) para sus hijos.

4. Aprenden nuevos peinados para hacerle a sus hijas.

5. No generan distancia con sus hijos: se preocupan de escucharlos e integrarlos.

6. Se ofrecerá a cuidar a los bebés para que la mujer salga.

7. Asumen responsabilidad en la educación que tendrán sus niños.

8. Están atentos por los procesos de sus hijos y cuáles son sus sentimientos.

9. Pueden hacer de enfermero, lavandero, padre cariñoso y profesional a la vez.

10. Les encanta programar tardes enteras dedicadas a los pequeños.

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