lunes, 12 de enero de 2015

La carne cruda puede ser por demás de peligrosa para tu hijo.

Entre las enfermedades más comunes que atacan a los pequeños está el resfrío y el dolor estomacal. Éste último a causa de diversos factores, exceso de comida, contaminación, faltar al horario y hasta ingesta de carne casi cruda, que se conoce con el nombre de síndrome urémico hemolítico.

Qué es. El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) se contrae, en la mayoría de los casos, por el consumo de carne mal cocida portadora de una bateria, la Escherichia Coli. Afecta, sobre todo, a los niños entre 6 meses y 5 años. Provoca insuficiencia renal, anemia y alteraciones neurológicas.

¿Qué lo causa? Algo tan sencillo como la correcta cocción de una hamburguesa puede determinar la diferencia entre un niño sano y otro con problemas renales graves. Esto es así porque a los 70 grados centígrados la bacteria que produce la toxina shiga (STEC) se destruye, evitando el contagio del Síndrome Urémico Hemolítico. El riesgo aparece cuando la carne no está cocida en toda su superficie y en el interior, esto es muy común en las comidas que llevan carne picada. Cuando la cocción se realiza en forma rápida, no homogénea, la bacteria que produce esta enfermedad no se destruye.
no solo la carne de res. Si bien la carne vacuna resulta la principal fuente de contagio, el consumo de lácteos y jugos de fruta no pasteurizados o de verduras y agua contaminada (que hayan estado en contacto con las heces de los animales), también puede desencadenar la enfermedad.

Síntomas. Siempre que un niño menor de cinco años presente un cuadro de diarrea es necesario consultar al pediatra, dado el riesgo de deshidratación. Si, además, es mucosa o mucosanguinolenta puede que se esté en presencia de un caso de Síndrome Urémico Hemolítico.

Cuidado. También se presenta con vómitos, palidez y es notable la disminución de la cantidad de orina: esto puede ocurrir por deshidratación a consecuencia de la diarrea o porque existe una afectación del riñón, producto de la misma enfermedad. En la primera semana, el paciente presenta signos de debilidad e irritabilidad. Además, se torna pálido y anémico, dado que los glóbulos rojos atraviesan un proceso de destrucción.

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