lunes, 8 de diciembre de 2014

Embarazos adolescentes, juventud en riesgo

DERECHOS | EL EMBARAZO Y LA MATERNIDAD TEMPRANA ESTÁN ESTRECHAMENTE VINCULADOS A LOS DERECHOS HUMANOS. BOLIVIA TIENE UNA DE LAS TASAS MÁS ALTAS DE LA REGIÓN.

Pocas cosas tienen mayor impacto en la vida de una mujer que el número y espaciamiento de sus hijos. Desde hace décadas, múltiples acuerdos internacionales han afirmado el derecho de las personas a decidir libremente si quieren, o no, formar una familia, al igual que definir el número de hijos que quieren tener, y han propiciado los medios necesarios para lograr estos objetivos. Sin embargo, en este nuevo siglo, unas 222 millones de mujeres que desean prevenir embarazos o retrasar la maternidad no cuentan con el acceso a servicios y suministros de calidad que les permitan ejercer ese derecho.

Cada día en los países en desarrollo, 20.000 niñas menores de 18 años dan a luz. Esto equivale a 7,3 millones de nacimientos al año. Y si se incluyen todos los embarazos, el número de embarazos adolescentes es mucho mayor.

Cuando una joven queda embarazada, su vida puede cambiar radicalmente. Su educación puede terminar y sus perspectivas de empleo disminuirán. Será más vulnerable a la pobreza y la exclusión, y su salud es con frecuencia lo que más sufre: Las complicaciones del embarazo y el parto son la causa principal de muerte entre las adolescentes.

El embarazo en adolescentes es a menudo el resultado de una elección no deliberada. Por el contrario, es una consecuencia de poco o ningún acceso a la escuela, la información o la asistencia sanitaria.

Estudios de la Organización Mundial de la Salud han establecido que la dinámica que se genera producto del embarazo adolescente reproduce la pobreza extrema por la falta de oportunidades de profesionalización que generan una economía diferente en los jóvenes. El mismo estudio rescata que la adolescente embarazada se somete a un círculo de violencia y llega a observar la agresión como algo natural. Un niño que crece en hogares inestables por la inmadurez de los padres, la pobreza y la violencia difícilmente puede traspasar estos umbrales y reproducirá las mismas condiciones de sobrevivencia.



BOLIVIA EN GESTACIÓN

En Bolivia la población adolescente de 10 a 19 años representa alrededor del 23% de la población total del país, de la cual un 49% corresponde a adolescentes de sexo femenino. El 18 por ciento de mujeres adolescentes entre 15 y 18 años ya ha sido madre en Bolivia, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). De ellas el 70 por ciento no planificaron el embarazo, en cifras exactas adaptadas al nuevo censo hay 88 nacimientos por cada 1.000 mujeres adolescentes en el país.

El embarazo y la maternidad en adolescentes se registra con mucha mayor frecuencia en mujeres adolescentes con menor acceso a educación, que viven en zonas rurales y en condiciones de pobreza. Una de las diferencias más marcadas en cuanto al porcentaje de embarazos en la adolescencia se observa al considerar el acceso a educación: entre aquellas que no tienen educación primaria, dicho porcentaje alcanza un 32%, frente a un 4% de las que cuentan con educación superior.

En el país, la tasa de prevalencia de anticonceptivos modernos de mujeres en edad fértil es de 34,6%, mientras que solo el 12,5 % de adolescentes y jóvenes usa algún método anticonceptivo.

El último informe de Estado de Población Mundial 2011 del UNFPA, reporta que Latinoamérica se constituye en una de las dos regiones del mundo con tasas más elevadas de fecundidad en adolescentes, junto con el África sub-sahariana.

Sudamérica registra de 50 a 100 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años de edad (a excepción de Ecuador y Venezuela). El promedio de la fecundidad adolescente en América Latina y el Caribe es de 70 nacimientos por cada mil mujeres con edades entre los 15 y 19 años, pero en Bolivia esa tasa es de 88 nacimientos.

Además, en Bolivia tres de cada diez adolescentes del grupo más pobre es madre o está embarazada, frente a una de diez del sector más rico, reporta EFE.

De acuerdo a autoridades del Ministerio de Salud, cada año se esperan entre 250 mil y 300 mil embarazos en Bolivia, de los que alrededor de 60.000 corresponden a adolescentes.

En Bolivia, según datos extraoficiales, se interrumpen entre 40.000 y 80.000 embarazos por año.

Por ello el embarazo adolescente es un tema prioritario para los representantes de los 38 países miembros de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), del cual forma parte Bolivia, que en agosto pasado aprobaron el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo a implementarse después de 2014. Los países acordaron garantizar a todos estos grupos, sobre todo a las jóvenes, las oportunidades para tener una vida libre de pobreza y de violencia, sin ningún tipo de discriminación. También se resolvió invertir más especialmente en educación pública, así como en implementar programas de salud sexual y reproductiva integrales y dar prioridad a la prevención del embarazo en la adolescencia y eliminar el aborto inseguro, entre otros acuerdos.



UNA CUESTIÓN DE DERECHOS HUMANOS

En todas las regiones del mundo - incluyendo a los países de altos ingresos - niñas que son pobres, mal educadas o que viven en zonas rurales están en mayor riesgo de quedar embarazadas que aquellas que son más ricas, bien educadas o viven en las ciudades. Esto es cierto a nivel global, así: 95 por ciento de los nacimientos en el mundo de los adolescentes (15-19 años) tienen lugar en los países en desarrollo. Cada año, alrededor de 3 millones de niñas en este grupo de edad recurren a abortos inseguros, arriesgando sus vidas y su salud.

Las niñas que carecen de opciones y oportunidades en la vida, o que no tienen acceso a servicios de salud sexual y reproductiva o limitado, tienen más probabilidades de quedar embarazadas. En los países en desarrollo, nueve de cada 10 nacimientos de niñas adolescentes ocurren dentro de un matrimonio o una unión.

El embarazo puede dar lugar a devastadoras consecuencias para la salud de las niñas. Muchas adolescentes no están todavía físicamente listas para el embarazo o el parto, y por lo tanto son más vulnerables a las complicaciones. Además, las adolescentes que se quedan embarazadas tienden a ser de los hogares de menores ingresos, y muchas están nutricionalmente agotadas.

Decenas de miles de adolescentes mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto.

Los problemas de salud son aún más probables si una chica se queda embarazada demasiado pronto después de llegar a la pubertad. El riesgo de muerte materna de las niñas menores de 15 años en países de bajos y medianos ingresos es mayor que para las mujeres en sus veinte años.

El embarazo adolescente lleva una enorme carga sobre la educación. Muchas niñas que quedan embarazadas son presionadas u obligadas a abandonar la escuela. Las niñas que abandonan la escuela también tienen más probabilidades de quedar embarazadas.

Salir de la escuela pone en peligro las futuras perspectivas económicas de una niña y excluyen otras oportunidades en la vida. Por el contrario, las niñas que permanecen en la escuela están mejor preparadas para el empleo y los medios de vida. La educación también eleva su estatus en sus hogares y comunidades, y les da más voz en las decisiones que afectan sus vidas. Una niña educada es más capaz de retrasar la maternidad, lo que conduce finalmente a embarazos más saludables, con mejores resultados para sus futuros hijos.

En América Latina, el riesgo de que las adolescentes mueran durante el embarazo, parto y post parto es cuatro veces mayor en menores de 16 años comparado con mujeres mayores de 20 años. Se ha detectado que la causa de los embarazos en adolescentes no solo radica en la falta de conocimiento e información respecto a la anticoncepción, ni la inaccesibilidad de los servicios y métodos, sino primordialmente en patrones socioculturales que refuerzan las condiciones de subordinación de la mujer en la sociedad y además un frecuente falta de un plan de vida por parte de las y los adolescentes.

Los especialistas coinciden en la necesidad de trabajar como política pública el acceso a una educación que fortalezca la autoestima antes que destruya las seguridades de los y las adolescentes. (Con datos de UNFPA, Los Tiempos, OMS).

¿QUÉ HACER?

Educación integral de la sexualidad: con una metodología intersectorial, institucionalizando la misma en la currícula educativa en todos los ciclos y niveles; así como en el campo de la educación no formal; con enfoque de derechos y promoviendo las habilidades psicosociales de adolescentes y jóvenes para lograr una vida digna.
Garantizar que tanto mujeres y hombres puedan ejercer sus derechos reproductivos de forma plena, saludable y responsable.
Atención diferenciada para adolescentes y jóvenes en centros de salud pública: con el objetivo de acceder a información confiable y tomar decisiones informadas, es preciso contar con oferta de servicios de salud de calidad que contemplen aspectos interculturales y de confidencialidad.
Sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la prevención del embarazo en la adolescencia, pues las madres adolescentes aun son discriminadas y censuradas en sus escuelas, hogares y comunidades.
Acceso a información y a métodos anticonceptivos: el acceso voluntario de adolescentes y jóvenes a métodos anticonceptivos sin ningún tipo de barreras o discriminación, es una de las estrategias probadas de reducción del embarazo y la mortalidad materna en este grupo de población.
Estimular la comunicación abierta entre padres y madres de familia y sus hijas e hijos adolescentes.


Cifras

QUE ALARMAN

Cerca del 19% de las adolescentes de los países en vías de desarrollo y en América Latina están o han estado embarazadas.

En América Latina, cada día 20.000 adolescentes dan a luz y cerca de 200 niñas mueren como consecuencia de un embarazo temprano.

En el mundo, cerca de 70.000 adolescentes mueren cada año por causas relacionadas con la gestación y el nacimiento.

Se estima que 16 millones de adolescentes en el mundo, de entre 15 a 19 años, dan a luz cada año.

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