jueves, 30 de octubre de 2014

Casados y se acaba el sexo

Una vez casados se baja la guardia, ya no hay nada más que conquistar, la pareja cae en la rutina, deja de hacer cosas para agradar al otro. Se pierden detalles como una caricia, el tomarse de la mano, los que alguna vez eran abundantes durando el enamoramiento. "Esto hace que la líbido de la pareja baje y la frecuencia sexual sea casi nula", asegura la sexóloga Carolina Rivero.

Calidad antes que cantidad. A veces escuchamos a parejas decir: “Nosotros lo hacemos tres veces por semana” o más veces, esto no debe ser un condicionante en nuestra relación, se debe buscar un encuentro sexual pleno y con una buena conexión, la sexóloga Rivero advierte que “si tuviste relaciones una vez en la semana y esta fue de calidad, no necesitas más”. Por su parte, la experta Liliana Zabala Lobo asegura “es prudente conversar con nuestra pareja de nuestras expectativas acerca del sexo para así lograr una satisfacción de ambos”.

La llegada de los hijos. El trabajo en equipo en esta etapa es primordial, el desvelo y los cambios hormonales reducen el deseo. “Cuando la mujer se siente sola en la crianza puede traerle un trastorno sexual y ponerse hasta irritable”, asegura Zabala. En estos casos se debe acudir a la reserva emocional que se tiene como pareja, aconseja Rivero, "si la pareja siempre se demostró afecta y lo sexual no solo se limitó a la penetración, existió un juego sexual previo y mucha confianza, estos recursos serán claves para enfrentar esta etapa, además las parejas no deben pretender que el hijo los mantendrá unidos, sino más bien los pondrá a prueba", finaliza.

Mantener la llama "Es importante la comunicación, la empatía entre ambos", aconseja Zabala, además de cenas y escapadas románticas. Rivero por su parte habla de usar el efecto sorpresa, no fijar una fecha para tener sexo, sino más bien crear ambientes para que este sea espontáneo y lleno de detalles. Ambas expertas coinciden en que jamás se debe tener una relación si no se está de humor para hacerlo, es preferible aplazar el encuentro. “Sin aversiva no se generan los neurotransmisores que nos hacen sentir bien”, asegura Rivero.//

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