jueves, 29 de mayo de 2014

UN ESTUDIO SUGIERE QUE LOS MATRIMONIOS CON BAJOS NIVELES DE GLUCOSA EN LA SANGRE TIENDEN A PELEARSE MÁS.

Has oído el término en inglés “hangry”, éste se refiere a que la gente que tiene hambre a menudo reporta estar injustificadamente enojada hasta que comen.

“Hangry” es una nueva palabra de moda, pero la ciencia la está respaldando. Un nuevo estudio publicado por la revista PNAS sugiere que las parejas casadas son más agresivas cuando tienen niveles bajos de azúcar en la sangre.

Descarga de emociones

Todo el mundo se disgusta con su pareja y es gracias al autocontrol que no se descargan todas las emociones sobre ellos de forma física. Sin embargo, los científicos saben que el autocontrol es un recurso limitado del cerebro. Cada vez que lo utilizas se va desgastando.

“La agresión normalmente empieza cuando el autocontrol se detiene”, dice Brad Bushman, un psicólogo de la Universidad Estatal de Ohio, quien ha estudiado la agresión durante 25 años.

¿Qué recarga tu autocontrol? La energía, la cual se deriva en parte de la comida que ingieres.

El estudio

Los investigadores reclutaron a 107 parejas casadas para que participaran en el estudio. Los esposos y esposas midieron sus niveles de glucosa (o azúcar en la sangre) todas las mañanas y todas las noches durante 21 días.

Todas las noches se les pidió insertar hasta 51 alfileres en una muñeca de vudú, dependiendo de cuán molestos estuvieran con su cónyuge. Los investigadores compararon este nivel de agresión en los participantes con los niveles promedio de glucosa durante el período de estudio.

Al finalizar los 21 días, los investigadores les realizaron otra prueba a las parejas en el laboratorio. Ellos les pidieron a cada pareja competir uno contra otro en un juego virtual. A las parejas se les dijo que el ganador tendría que atacar al perdedor con un ruido fuerte y desagradable. (En realidad, su compañero no estaba en el extremo receptor).

Los investigadores midieron qué tan largo e intenso el ganador elegía emitir el ruido y compararon ese nivel de agresión con su nivel promedio de azúcar en la sangre.

Resultados

Los participantes del estudio con bajo nivel de azúcar en la sangre por las noches fueron más agresivos, tanto en “clavarle alfileres” a su muñeca de vudú como al atacar a su compañero con un ruido más fuerte durante más tiempo. Estos hallazgos siguieron siendo verídicos incluso después que los investigadores controlaran la información para que la relación fuera satisfactoria.

Más evidencia

Este estudio respalda la investigación previa llevada a cabo por el laboratorio de Bushman, en la Universidad Estatal de Ohio. En un estudio previo, Bushman y sus colaboradores encontraron que los participantes que tomaron bebidas endulzadas con azúcar se comportaron con menor agresividad que aquellos que tomaron bebidas endulzadas con sustitutos de azúcar.

Otro estudio asocia a la diabetes con un comportamiento más agresivo. Debido a que la glucosa incrementa el autocontrol, la gente que tiene dificultad para metabolizar la glucosa podría tener un menor autocontrol, según especulaciones de los investigadores.

En una serie de estudios distintos, Bushman mostró que los diabéticos tenían una menor tendencia a perdonar a otros. “Estos hallazgos proporcionan la primera evidencia que el perdonar depende de cuán eficientemente el cuerpo utiliza la glucosa”, escribieron los autores del estudio.

Comida para llevar

Los autores del estudio dicen que darle a la gente más acceso a la comida podría reducir la agresión en determinados entornos, como las prisiones o los hospitales psiquiátricos. Y para el resto de nosotros:

“Yo recomendaría que las parejas discutan los temas delicados durante la cena”, dijo Bushman. “O mejor aún, después de la cena”.



La sumisión

Según una investigación realizada por la Universidad de Baylor en Texas, Estados Unidos, la mejor forma de resolver una pelea de pareja es la “sumisión”. Ésta se puede dar de diferentes formas. Por ejemplo, el vencedor obtendrá más independencia y el vencido admitirá que estaba equivocado, mostrará más respeto e, incluso, estará dispuesto a hacer concesiones que nunca jamás imaginó.

Para entender mejor la tesis del poder, el especialista de la Universidad de Baylor, presenta un caso. Si una pareja discute sobre la forma de hacer el aseo en la casa, el motivo no es cómo limpiar bien, sino quién decide cómo se hacen las cosas en el hogar. Esa es una pelea por el poder.



QUICKIE

Las discusiones por dinero causan menor satisfacción en la pareja y más daño, por el lenguaje que se usa y porque conllevan mentiras y desilusiones que surgen ante la incapacidad financiera de uno de sus integrantes.

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