jueves, 12 de diciembre de 2013

Slow sex ...la nueva tendencia en relaciones íntimas

En el nuevo milenio, todo es más rápido, incluyendo el sexo. Sin embargo, los expertos aseguran que las prisas que devoran nuestras vidas son el mayor enemigo de una relación sexual de calidad.

La tendencia “slow” es una ideología que propone reducir el ritmo y disfrutar más del camino, y no sólo de la meta, y abogar por la calidad y no la cantidad.

Primero nació el movimiento “slow food”, que no solo se reduce a masticar más despacio, sino que abarca todas las etapas de la elaboración de la comida y aboga por productos frescos y locales, formas creativas de cocinarlos y maneras agradables de saborearlos. De la misma manera, el slow sex copia este modelo y propone que bajemos la velocidad y disfrutemos más de todas las etapas de una relación sexual, sin metas ni objetivos definidos. Propone hacer el amor de un modo plenamente consciente y disfrutarlo como a un chocolate o vino fino. No se trata de sexo tántrico (aunque muchas personas lo relacionan), pero quienes lo

experimentan tienen una vida sexual satisfactoria y plena y se conectan más con su pareja.
Cuando estamos en el inicio de una relación, esclavas del deseo, no necesitamos consejos de ningún tipo. Sin embargo, cuando la relación se enfría un poco o cuando el sexo se ha vuelto algo monótono y rutinario, el slow sex es un aliado y una forma de vivir la sexualidad y disfrutarla más.

Errores que ellos cometen durante en el sexo

Pasada la etapa de la pasión y la luna de miel, los hombres cometen ciertos errores con las mujeres, que no ayudan a una relación sexual satisfactoria. Estos son los más comunes.

No dar tiempo al calentamiento. Muchas veces la etapa de precalentamiento desaparece con el tiempo, y nosotras somos las que la sufrimos porque tardamos más en estar “listas” para la acción. Y así lo aseguran sexólogos y mujeres alrededor del mundo.

Un artículo publicado en la revista Gal Time.com, asegura que “las mujeres necesitan una media de 10 a 20 minutos para estar suficientemente excitadas para el clímax, dependiendo del método y de cada mujer”, asegura la sexóloga Debbie Hernenick en el artículo “5 pasos para el Slow Sex”.

No respetar el clitoris. Otro de los errores, aún más común entre los hombres, es hacer con nosotras lo que a ellos les gusta que les hagamos, pensando que esto nos volverá locas. Sin embargo, como expresa Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clinic de Sexología, de Barcelona, “si quieres excitar a un hombre empieza tocando sus genitales. Si quieres apagar a una mujer empieza tocando sus genitales”. Y es que el clítoris es un órgano delicado; tocarlo y manipularlo de manera prematura (y excesiva) puede asustarlo y apagarlo del todo. “Una buena práctica en esta fase es explorar las zonas no erógenas, que también causan placer y cuya sensibilidad varía según los individuos”, apunta la doctora en un artículo sobre Slow Sex al diario El País.

Otro artículo de la revista Men’s Fitness (Why Slow sex is better) explica un problema femenino: “Que una mujer esté mojada, no quiere decir que se encuentre cerca del clímax”. Y es que podría decirse que en nosotras puede existir una desconexión entre la mente y la respuesta sexual, que no existe en el hombre. Se han realizado estudios en los que se ha sometido a mujeres a estímulos eróticos y se ha visto cómo sus cuerpos reaccionaban como si estuvieran excitadas, pero ellas no tienen esa consciencia. De hecho, hoy se habla de lo que se conoce como trastorno de la excitación genital persistente, algo muy poco común, pero en el que la mujer experimenta los síntomas de la excitación sexual, aunque no haya recibido ningún estímulo y ella no se sienta así mentalmente.
El clímax no lo es todo

El slow sex apuesta por retardar el orgasmo con la sencilla técnica de cambiar de postura o parar cuando vemos que nos vamos acercando al clímax. Lo que esto promete es un climax mucho más intenso.

El libro Slow sex (Sexo sin prisas), de Diane Richardson, propone lo que la autora llama “posturas rotativas sobre el eje de conexión genital”, es decir, ir cambiando de posición sin perder la conexión genital, para que las angulaciones, las profundidades y los ritmos de las pelvis crean nuevos estímulos. Variando de movimiento cada vez que se está cerca del orgasmo, para prolongarlo.

El tiempo en números

Invertir tiempo en las relaciones íntimas es invertir en el placer, el conocimiento propio y del otro y en la comunicación de pareja.

De acuerdo con una investigación publicada en la Revista de Medicina Sexual de EEUU, un coito adecuado dura de 3 a 7 minutos; uno deseable de 7 a 13 minutos; uno demasiado corto de 1 a 2 minutos y uno demasiado largo de 10 a 30 minutos. Este lapso no incluye la estimulación erótica previa al acto sexual.

Pero si se tiene en cuenta una relación sexual completa, es decir que involucre el abordaje, el precalentamiento, el coito, el orgasmo y el pos, los estudios científicos demuestran que lo ideal sería invertir un promedio de 20 a 30 minutos en un acto sexual habitual. Si se trata de un encuentro sexual más elaborado se sugiere como mínimo un precalentamiento de 15 minutos y como mínimo un intercurso de coito de 15 minutos y otros minutos más en el ‘pos’. Podríamos estar hablando de 40 minutos sin que haya prisa, en cámara lenta, que la pareja se tome su tiempo en un acto donde se lleve y se mantenga a lo más alto del placer a las dos partes para una relación sexual placentera.

TIPS

Existen ciertas técnicas y consejos para extender el tiempo de un encuentro sexual. Antes del próximo encuentro íntimo, sigue estas recomendaciones:

1 Preliminares. Antes que nada, es importante que la persona juegue y explore con su propio cuerpo: qué partes le producen más placer al tocarlas, con cuál no se siente bien, dónde tiene que fortalecer, no sólo para disfrute individual sino para comunicárselo a la pareja verbalmente o guiándola con su mano.

2 Muchos antes. Previo a cada encuentro hay que propiciar la galantería, la sensualidad y el erotismo: mándele un mensaje ardiente y sugestivo por email; vean una película erótica; báñense juntos; tómense una copa de vino; coman alimentos bajos en grasas, pues estos los pueden preparar mejor para el orgasmo. Los expertos aseguran que el slow sex –o el good sex – empieza 24 horas antes, sembrando la fantasía.

3 Intercurso de coito. Explora centímetro a centímetro el cuerpo de tu pareja con la boca, la lengua, los dedos, las manos, con el cabello, todo esto permite un derroche de placer. No vayas directo al grano. Manten los umbrales muy altos con más besos, diálogos, susurros, jadeos. Dile lo mucho que estás disfrutando y lo que quieres que te haga.

4 Aprendan a controlar la respiración y los ritmos. Cuanto más rápida es la penetración y más agitada la respiración hay más posibilidades de desencadenar rápidamente. Lo ideal es que los ritmos sean pausados y se cambie el movimiento de rotación de la cadera y la pelvis.

5 Respiren profundo. Hagan coito lento, en el que se penetre y se descanse. Y variado: a media asta, incipiente y a profundidad.

6 Posturas. Durante el coito disfruten de posturas variadas, que les sean cómodas a los dos.

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