martes, 17 de diciembre de 2013

¿Medios hermanos o hermanos a medias?

Lucía es una madre con dos hijos, estuvo cuatro años sola y volvió a darse una segunda oportunidad en el amor. Julio, pareja de Lucía, es un hombre divorciado con tres hijos. "La verdad no sabía cómo decirles a mis hijos que iban a tener medios hermanos, en fin los de él eran mayores y entendían la situación, los míos aún son chicos 9 y 11 años, entonces tuve que recurrir a un profesional para que me oriente sobre el tema", comentó Lucía que ahora vive con los hijos de ambos.

Momento adecuado. Para la sicóloga Silvia Soruco, comenzar una nueva vida con otra pareja, cuando hay hijos de por medio es no más una decisión seria y responsable, porque no solamente se trata de un romance, sino de una familia completa. "Ya uno no puede ir haciendo locuras, de jugar a hacer el intento y sino funciona se lo deja. A los hijos hay que respetarlos y una forma de hacerlo es hablando con ellos sobre la situación. Decirles que su nueva pareja tiene hijos y que le gustaría que se conozcan. Si al principio hay rechazo no se debe forzar, los preadolescentes tienen su momento, puede ser que de entrada digan sí como no. Hay que respetar su espacio y decisión", apuntó la profesional.

Claros. La terapeuta, Karina Pereyra, indicó que desde un principio la relación debe ser abierta una vez la pareja decide vivir juntos o iniciar un romance. "Uno debe ser claro con sus hijos. Si bien el término medio hermano no es muy utilizado por lo general todos dicen "serán tus hermanos, no de sangre, pero sí de convivencia. Entonces hay que decirles que compartirán cierto espacio, días, que tendrán salidas, que pueden organizar ellos mismos sus propios "juntes", que ellos siempre tendrán a mamá y papá disponible para cuando los necesiten. Ahora con las nuevas tecnologías los chicos se comunican por las redes sociales, entonces puede ser una alternativa para que así los muchachos tengan más confianza entre ellos", finalizó Pereyra.

Consejos

1 Calidad no cantidad. La visita de otro niño a la casa ya sea para vivir o para visitar a su padre o madre no debe enmarcarse en cantidad de veces sino en calidad del momento. Pueden organizar un almuerzo o cena sencillo y compartir con esa persona un momento agradable.

2 Interés. Los padres deben conocer a ambos chicos, es decir, aprender sobre sus costumbre, gustos, expresiones, así les será más fácil comprenderlos y entenderlos. Dos chicos preadolescentes pueden ser dinamita si no se soportan, estará en los padres hacer que eso funcione. También puede darse que ambos tengan los mismos gustos y hasta quieran compartir la misma habitación.

3 Realidad. No hay una varita mágica para hacer que los hijos de ambos se amen y quieran, pero sí se pueden hacer actividades de convivencia que les permitan compartir y formar ese hogar estable que todos añoran. Lo importante es evitar la rivalidad entre ellos.

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