martes, 10 de septiembre de 2013

Mi hijo no quiere un hermanito




Los tiempos han cambiado. Las mujeres de ahora planifican el número de hijos que quieren tener porque buscan equilibrar las otras facetas que desean desarrollar, además de la de ser madres, quieren ser esposas, profesionales, hijas y ciudadanas.
A pesar de tanta planificación, más de una se ha visto en apuros a la hora de abordar a su hijo o hijos para explicarles que tendrán un hermanito. El nuevo integrante de la familia muchas veces no cuenta con la total aprobación de los pequeños que temen compartir el amor y la atención de sus padres.
Este no es un asunto menor, por el contrario, requiere que como padres le demos importancia y sepamos cómo salir airosos.
“Mi amiga Marina me contó que desde que llegó su hermanita, sus padres ya no la quieren, ahora solo atienden a la bebé”, esa fue la respuesta que Rebeca le dio a su progenitora cuando ésta le preguntó si le gustaría tener un hermanito. Sin duda, la llegada de un nuevo bebé a la familia provoca muchos cambios repentinos en la vida familiar.
Antes de que nazca el bebé es entendible que los padres dediquen mucha atención y energía a los preparativos del feliz acontecimiento y después del alumbramiento, la mayor parte de la atención de toda la familia se centrará en las novedades sobre el recién nacido.
Todos estos cambios pueden ser difíciles de sobrellevar para el hermano mayor. No es raro que estos acumulen resentimiento contra el recién llegado por haberle desplazado del centro de atención, usurpándoles el lugar central en la vida familiar y que reaccionen portándose mal.
Los padres pueden adoptar algunas medidas para ayudar a su hijo a sobrellevar lo mejor posible todos estos cambios, incluyéndolo en el cuidado del recién nacido.

Cómo prepararlo

A la llegada del bebé algunos niños reaccionan con rechazo y celos. Así lo confirma la siquiatra infanto-juvenil Rose Mary Saucedo. “No todos los niños quieren un hermanito. Una buena preparación para la llegada del bebé a la familia ayudará al primogénito a superar estas dificultades. Los celos son una reacción normal porque el niño siente cosas diversas sobre este cambio en la familia, puede presentar una regresión a etapas evolutivas ya superadas, cambios de humor y cierta agresividad”.
Como remedio recomienda dedicarles un poco de tiempo para escucharlos, pasar con ellos aunque sea unos pocos minutos, jugando o dibujando. “Su aceptación va a depender de la forma en cómo se maneje el anuncio del embarazo, la forma de integrarlo durante todo el desarrollo del mismo y la forma de presentárselo después del nacimiento”.
La sicóloga Paula Benedict cree que el espacio ideal entre un hijo y otro es de tres años, de esa forma el primogénito puede disfrutar de ser bebé y de ser el único por un tiempo razonable.
Si este no reacciona favorablemente ante la noticia de que tendrá otro hermanito no hay que enojarse. Benedict aconseja: “Se debe explicar, conseguir algún librito ilustrativo sobre tener hermanitos y asegurar el cariño. Si el niño o niña sigue durmiendo en la habitación con los padres será más complicada la aceptación. Si el hermano mayor se siente excluido de la relación con los padres al llegar el nuevo hermano puede generar oposición y celos, pero si el niño recibió el cariño suficiente y se empujó su independencia de acuerdo con su edad, la aceptación será natural. Un poco de celos y envidia son normales, pues el pequeño viene a disputar la exclusividad, el trabajo de los padres es mediar y enseñar el afecto entre hermanos”.
Y lanza una premisa: “La mediación en las relaciones entre hermanos es parte del proceso educativo dentro de la familia, no se da espontáneamente, los padres deben trabajar en ello y asegurar el afecto entre hermanos”.

Integrarlo en la nueva dinámica de la familia

“Es recomendable, antes de la llegada del bebé, aumentar el contacto con los abuelos, los tíos y también los vecinos si tienen buena relación. Si el niño se encuentra cómodo en un entorno distinto, la separación por unos momentos, como por ejemplo cuando tengan que acudir al ginecólogo o al pediatra, o incluso en caso de tener que salir rápidamente hacia el hospital para el parto, no será traumática ni habrá temor de dejar al niño con una tercera persona”, eso es lo primero que recomienda Saucedo.
Como orientadora familiar, Dalia Muñoz considera que además de comunicarle la noticia, se debe tranquilizarlo y asegurarle que se le va a seguir queriendo exactamente igual que antes. “Una vez que haya nacido el bebé debemos ser pacientes y comprensivos. Hay que tener en cuenta que el niño gozaba hasta ese momento de la atención y cariño exclusivo de sus padres. Es normal que reaccione de las maneras que hemos citado antes cuando su idílica situación se ve interrumpida por la llegada del nuevo hermano. De pronto se ve obligado a compartir todo, cuando él todavía está en una etapa egocéntrica (hasta los 4 o 5 años aproximadamente), le resulta casi imposible tener un comportamiento generoso hacia su hermano”.

Propiciar la aceptación
En la medida que se vaya conociendo al recién llegado se desarrollará también el afecto, afirma Benedict porque “querer al hermano es un aprendizaje mediado por los padres y por la cultura. Hay que dedicarle tiempo y paciencia, así como corregir el rumbo cuando sea necesario. El amor fraterno se aprende, el éxito en ello depende de los padres y de los otros adultos que colaboran en la educación infantil”.
Muñoz subraya que no es recomendable decirle al niño que va a tener un hermano con el que podrá jugar, pues se sentirá muy decepcionado al comprobar que no es verdad, al menos durante un largo periodo.
“Hay que permitirle que algunas veces siga comportándose como un bebé y, al mismo tiempo, estimularlo a abandonar algunas de sus demandas y conductas regresivas para que de esta manera vaya haciéndose más independiente y maduro. También se debe aplaudir sus logros y progresos; mostrándole todas las ventajas que tiene por ser mayor que su hermano”.
Saucedo recalca que tras la llegada del bebé es bueno hacerlo que participe en el día a día, dependiendo de la edad que tenga incluso quizá puede ayudar.
“Si se está ocupada con el bebé, explicarle lo que se está haciendo y por qué, esto ayudará a que lo entienda. También se debe encontrar tiempo extra para el niño y planificarlo con la pareja. Lo importante es que se reparta el tiempo y la atención y que su atención no se altere por el llanto del bebé. Por último, es muy útil hablar con los abuelos, los amigos y los que vengan a visitarles sobre la importancia de no hacer regalos solo al bebé, que piensen también en el otro niño. Lo que se le regale no es tan importante sino el hecho de hacerle algún detalle. El objetivo es que ambos reciban la misma atención”.
La recomendación final es que cuanto más tiempo se le dé al hijo
para hacerse a la idea de que ya no será el único, es mejor para que los cambios no ocurran de la noche a la mañana

Cosas sencillas, pero importantes

Involucrarlo. Llévalo a la consulta con el obstetra para que pueda escuchar los latidos del corazón y con la foto de la ecografía empezar a armar el álbum del bebé en conjunto.
Escuchar sus sugerencias. Elijan el nombre del bebé juntos, háganlo participar en esta decisión.
Anunciarle lo que pasará. Explícale con anticipación quién lo cuidará el día del parto, para minimizar sus temores.
Hagan cosas juntos. Involucra a tu niño en todas las actividades previas como acomodar el cuarto, armar el bolso y realizar compras.

Que no haya muchos cambios. Si tu hijo mayor está en edad de ir a una guardería, ingresalo de una vez, antes de que el hermano menor nazca, pues caso contrario la adaptación será más difícil cuando haya nacido. Además se lo tomará como una exclusión del seno familiar.
Igualdad. Es buena idea enseñarle canciones para dormirlo, las mismas que se le cantaba a él cuando era un bebé.
Equidad. Dar su lugar al hermanito mayor; la excesiva protección al más chiquito raya en la injusticia para el hermano mayor.

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